viernes, 15 de abril de 2016

Scan fetal: prueba superada

Mastico gomitas bien azucaradas para ver si ayuda a que Elena se mueva; ella abre y cierra su boquita, se mete las manos, los deditos en la boca; el doc me regala una foto de ese perfil que me tiene embobada sonriendo en la penumbra y mientras tanto ella decide que no, "Así está bien mamá, me quedo mirando para el otro lado", y yo que pienso "Ma'sí, hijita, quedate así, abrazadita a mí", y me río porque sus patadas van para adentro, su espalda le apunta a la panza y el médico hace malabares para ir encontrándola. Todo en ese momento es perfecto y feliz. Me tocó el médico más empático, más amable, más comprensivo y más dulce del mundo, que hasta se acordaba del caso de Emilia y quién le había hecho el scan en su momento. Con paciencia infinita me fue mostrando la cabecita, los ojitos, dos manos, dos pies, dos riñones, vejiga, piernas, brazos, contamos cuatro cavidades en el corazón y un andar perfecto: "Ves, escuchá el flujo, es de manual" y yo que lloraba y nos repartíamos pañuelitos con IC porque el corazón siempre es esa parte que nos hace llorar, y el doc más dulce del mundo me dice con toda su suavidad: "No, mamá, no llores, mirá la pantalla, esto disfrutalo, está todo bien, está todo bien..." y cómo no ser feliz... Me estalla el corazón de alegría infinita. Era así de lindo pasar por un scan y que salga todo bien. Era así de maravilloso, mágico, simple y complejísimo a la vez. Así de desconocido, así de disfrutable.
Hoy cumplimos 21 semanas. Elena, te esperamos, mi amor ♥

lunes, 4 de abril de 2016

Cambios

Tuve una reunión con mis jefes y me avisaron que la editorial en la que trabajo va a cerrar. Que el modelo de negocios, la rentabilidad, la crisis, los créditos a tasas altísimas, etc. No se sabe cuándo exactamente, pero es un hecho. También me dijeron que no tengo de qué preocuparme ya que estoy embarazada y la ley me ampara, pero que además por los doce años juntos y el cariño que me tienen y mi desempeño de siempre y yo que sé me van a mantener el sueldo durante un año, para que pueda atravesar con tranquilidad el embarazo y el puerperio, y luego la indemnización por despedirme.
Qué puedo decir. Es el final soñado de una relación laboral. O sea, si esto tenía que pasar, ciertamente pasó de la mejor manera posible. Poder quedarme en casa unos meses cuidando el bebé es un sueño hecho realidad. La inseguridad de encontrarme sin trabajo en un tiempo signado por la crisis es real, pero también lo es que cumplí un ciclo en este lugar, y que me costaba mucho cerrarlo. Salir de la zona de confort es un desafío, pero por suerte IC conserva su trabajo y no parece peligrar, así que nos ajustaremos bastante, pero hambre no vamos a pasar. Y bueno, es una buena oportunidad para ponerse creativos.
O sea, en el fondo, estoy contenta.