martes, 11 de octubre de 2016

Reportándome desde el paraíso

No sé cuánto se tarda en tipiar la felicidad con una sola mano, pero en la otra sostengo a Elena, que duerme enganchada a la teta, así que me reduzco a la diestra. Pasan los días y pienso que tengo que escribir, y sin embargo el tiempo se me escurre a velocidad luz, se me va entre pañales, tetas, mamaderas, sacaleche, lavados de ropa tamaño mini con mucho rosa por todos lados, baños nocturnos, llantos, risas, el universo de la cotidianidad que me atrae, me succiona, me posee por completo, así, agotada por momentos y eufórica casi siempre, con dolor de espalda por tenerla (todo el tiempo) a upa, pegadita a mi, pero con la felicidad abrazada al cuerpo, colgando, chorreando.
Y sí, claro, también están los "problemas" cotidianos de las hormonas revueltas y el poco sueño, la lactancia que no se está dando como quisiera, tormentas de verano con IC por estar más irritables... en fin, piedritas en el camino que me recuerdan que la vida siempre es multicolor, y, sin embargo, cuando las pongo en perspectiva y rememoro lo que vivimos hasta llegar acá, hasta llegar a este hoy tan completo e incompleto, me parecen problemas de mentira, chistes de problema, problemas de los que esperaba ocuparme así, tan despreocupadamente, hace mucho tiempo. Mucho.

Mi pequeña suricata

P.D.: Gracias a todas por sus hermosos comentarios y buenos deseos para Elena, son un abrazo al corazón. Lo fueron en las malas... y lo son en las buenas. De nuevo, GRACIAS!