miércoles, 24 de diciembre de 2014

4 meses, una navidad, un nuevo año!

Las horas pasan bulliciosas o cansinas, cálidas, con luz tenue y olor a camellito bebé; los días, las semanas vuelan y nos encontramos festejando un mes más de Emilia, en casa, con salud. La dicha inmensa y la gratitud, marcan cada uno de nuestros últimos cuatro 21. Unos pasitos más allá, su primera navidad. Compro estrellitas para dibujar su corazón en la noche y ella me mira con ojos profundos desde los brazos en los que está. Pido deseos tan obvios que no son secretos y a las doce me emociono al recordar que un año atrás anunciábamos que en mí se estaba gestando nuestro mayor regalo. Un año atrás ella era solo unos centímetros de sueño; hoy la tengo conmigo. En el medio, todo: el abismo, la resurrección. El dolor y el miedo inconmensurables. La esperanza, la fe, el amor más grande de la vida. El día a día, los instantes eternos.
Despido este 2014 con inmensa gratitud y felicidad. Nos esperan grandes desafíos para este 2015, y los vamos a enfrentar con amor, esperanza y coraje.
Muchas gracias por haberme acompañado en este atribulado camino; deseo que este nuevo año nos traiga a todas nuestros milagros!

sábado, 22 de noviembre de 2014

Tres meses!

Y la leona sigue en casa. Tuve mi momento de sentir que la burbuja se empezaba a pinchar hace un par de semanas, cuando la cardióloga nos dijo que la aorta no está creciendo acorde al resto del corazón y que vamos a tener que hacer un cateterismo en diciembre para ver si es seguro seguir esperando para operarla o si hace falta intervenir ahora. Me habló de "anestesia general", "riesgo mínimo", "firmar papeles" y tuve mi recaída al mundo del miedo y de las lágrimas. Cuando salimos del consultorio yo tenía la cara roja del llanto evacuado a medias; Emilia me miró con esos ojazos redondos, curiosos que tiene y me sonrió de costado, pícara. Se me abrió la canilla del alma. No fue muy copado de mi parte considerando que estaba en el Instituto cardiovascular infantil, o sea, rodeada de gente cuyos hijos tienen problemas. Pero bueno, he visto llorar a otras madres en ese pasillo. A veces nos toca reír. No siempre. 
Por suerte, la vida sigue y el optimismo se impone. Emilia me hace olvidar los problemas, los borra de un plumazo con sus sonrisas y con la cotidianidad que trae aparejada, porque está la gran felicidad de mirarla y pensar "es mía, por fin llegó, está acá" y sorprenderme y emocionarme, y también está el cansancio de esos días maratónicos en los que no duerme más de diez minutos por la tarde y yo me olvido de su corazón o de lo que me costó tenerla entre mis brazos y lloro de cansancio y frustración, harta de ese quejido constante como un run run cuando tiene sueño y no puede dormir, o cuando siento ese hormigueo entre los omóplatos de tanto tenerla en brazos. También tuve mi momento de angustia con el tema de la teta y la lactancia medio frustrada, un poco porque no tuve la leche que creía que iba a tener y otro poco porque, a consecuencia de lo primero, Emilia terminó prefiriendo la mamadera y llorando como si hubiera visto al mismísimo Judas frente a mi teta, con la que la perseguía insistentemente, como una desquiciada. Finalmente no hubo sacaleche que valga, la cantidad no paró de mermar; cumplidos los tres meses le puse punto final al tema y descorché un vinito tinto, cosa que extrañaba hacía casi un año.
En fin, nada, la vida misma, cosas simples, mínimas, que van llenando mis días. 

viernes, 24 de octubre de 2014

Dos meses y un día de la madre

Era cierto eso que decían que con un bebé en la casa no hay tiempo para nada. Yo siempre creí que era una exageración o una excusa, pero sí, parece que en esto también me tengo que tragar mis palabras. Emilia es de lo más curiosa, explora todo con sus ojazos enormes y no gusta mucho de dormir de día, aunque (A DIOS GRACIAS) sí de noche. Así que me cuesta sentarme en la computadora e hilar un par de frases coherentes; estas líneas se las debo a mi mamá, que va de un lado a otro de la casa paseando a la leona, que unos días atrás cumplió dos meses y sigue asintomática. Seguimos zafando de la primera operación, seguimos agradecidos con la vida. A veces se me da por pensar que esto que estamos viviendo es ficción y se me caen un par de lagrimones, pero por suerte no pasa casi nunca, supongo que el sueño influirá.
El día de la madre fue lo que siempre soñé. Bah, nunca soñé nada, ni me atrevía a llegar hasta octubre en mis fantasías, pero tener a mi bebé en casa fue el mejor regalo del mundo. Aunque IC se esforzó bastante en superarlo, al caer unos minutos pasadas las 24 con un paquetito de una joyería. Pensé "que no sean los dijes de nenitos, que no sean los dijes de nenitos" porque no uso cadenita y la verdad que no me gustan mucho, pero nunca esperé abrir la cajita y encontrar un par de alianzas de plata, de lo más comunardas y sin grabar. Hermosas. Únicas. Totalmente inesperadas.
Nos casamos hace un par de años atrás, después de perder el primer embarazo. Fue un impulso, quisimos fervientemente lo que jamás nos interesó. Después de 8 o 9 años de convivencia nos casamos y no nos pusimos alianzas un poco porque no nos convencía esto de tener el anillo marcando territorio, en señal de posesión, y otro poco porque nos pusimos quisquillosos y ninguna nos venía bien, que de oro no, que de plata, que de oro blanco, que finitas, que chatas, que me hace el dedo gordo, que no me combina con mis otros anillos, blahblá, excusas. Hasta que llegó IC con Emilia en brazos y el paquetito con las primeras alianzas de plata que vio. Son perfectas y me la puse puchereando de emoción.
El resto del día fue una celebración, pero de nuevo está lloriqueando Emilia y tengo que largar el teclado.
Pongo una fotito para que vean cómo va creciendo mi princesa, mi vida, mi todo.

miércoles, 15 de octubre de 2014

El hambre y el humor

Resulta que a Emilia la tenemos restringida en su alimentación. Esto quiere decir que toma bastante menos leche que los demás bebés de su edad, porque no es bueno para su corazón que haya demasiado líquido circulando en el organismo. Es por esta misma razón que toma diurético dos veces por día: para ayudarla a eliminar el excedente y no forzar más de lo necesario su corazoncito. La cuestión es que se trata de un equilibrio muy delicado entre comer y crecer por un lado, y conservar lo mejor posible su función cardíaca por el otro, equilibrio que se traduce en una disimulada pulseada entre profesionales, neonatóloga y cardiólogas, cada una tirando para su lado. Después de ir dándome cuenta de que muchas veces confundí cólicos con hambre, o sea, después de entender que Emilia lloraba muchas veces con la intensidad de los cólicos pero por hambre (sí, HORROR), y, en consecuencia, una vez que dejé de confiar ciegamente en el criterio de las cardiólogas, opté por abrazar la tendencia de la neonatóloga a aumentar lo más posible las dosis de leche. Un bebé llorando de hambre es de lo más feo que se puede ver. Claro que habitualmente no es muy común, porque la teta a demanda y todo eso, pero en mi caso resultó que no fui la lechería que creí que iba a ser, así que la nena pasó hambre. Ahora que ajusté las cantidades y que Emilia vive felizmente sin la irritación y la irascibilidad que provocan el hambre, veo aflorar su verdadero carácter, que es todavía más dulce, más alegre y más lindo que antes. Y eso que antes ya me encantaba. Así que puede decirse que vivo estos días todavía más enamorada, si es  que es posible. Creo que voy a estallar de amor.

jueves, 9 de octubre de 2014

Los cólicos, la ambigüedad

Emilia tiene cólicos y llora profunda y horrorosamente. Durante su primer ataque terminamos llorando los tres (nosotros dos más discretamente, por suerte). Ahora solo lagrimeo yo una vez que pasó el caos -que puede durar una, dos, tres horas-, para hacer la descarga de la tensión y la angustia que esta situación me provoca. Pero los cólicos no se reducen al ataque agudo, con su llanto ininterrumpido hasta ponerse morada, sino que durante todo el día se va gestando el apocalipsis que estalla a la noche, por lo que está incómoda, inquieta, llorona y más demandante durante el resto del día, cosa que me agota bastante.
Y sí, llegó el día en que me quejo de las cosas que antes añoraba, porque sí, así es el ser humano: ingrato por naturaleza. Por otro lado a veces siento que toda esta normalidad de los cólicos, de si hace caca, de cuánto come, etc, me seduce y me sumerge en un ámbito de normalidad que no nos pertenece, que es una ficción. Nosotros todavía tenemos un gran problema a enfrentar y dos o tres operaciones por delante. A veces me olvido, y cuándo lo recuerdo me angustio.

viernes, 3 de octubre de 2014

Cada 15 días

A veces, cuando Emilia se pone morada de llorar hasta que le tiembla la barbilla, me acuerdo de que tiene un problema en el corazón, de la saturación de oxígeno, de las operaciones, y que pin y que pan. O cuando en el silencio de la noche escucho el pffff pfffff pfffff de su bombeo. O cuando voy a la cardióloga o a la neonatóloga. El resto del tiempo me olvido por completo.
La última afirmación que algún cardiólogo hizo decía que a los 40 días seguramente iba a haber que operarla, que la insuficiencia cardíaca iba a aparecer con el aumento de peso, y demás, pero la cosa es que vamos por los 42 y ni noticias. Nadie se anima ya a hacer predicciones porque está claro que Emilia vino a este mundo a romperlas. O a desautorizar a su doctores, no sabemos. Pero la cuestión es que, lejos de operarla, el viernes pasado, después del ecocardiograma de rutina y mientras limpiábamos el gel de su pechito, nos informaron que estaba diez puntos, que ya había cumplido un mes y que a partir de ahora los controles iban a ser cada quince días. La misma cardióloga que en la primer entrevista post-alta nos confesó que no dormía por el caso de Emi, ahora me respondía sonriendo que sí, que tranquila, que cada quince días está bien, que ella está genial, que estas cosas no se manifiestan de un día para el otro con una saturación del 93%.
Yo ya no sé. Estoy feliz, estoy confiada, estoy disfrutando. Estoy aprendiendo a conocerla, entendiendo su lenguaje de llantos, grititos y gruñidos. Voy metiendo la pata, corrigiendo y sacando conclusiones de lo que está bien, lo que está mal, lo que quiere, lo que no, en fin. A ser mamá me di cuenta que se aprende, y en la exploración de ese maravilloso universo es se me van las horas.

martes, 23 de septiembre de 2014

Los días bajo el sol de Emilia

El día que nació Emilia fue un poco primavera, una cosa rara en invierno, calor en agosto. Tendría que haber imaginado que era el inicio de una época de cosas raras. El domingo Emilia cumplió un mes y pudimos festejar su vida y la primavera en casa, juntos los tres. Ella sigue comportándose como un bebé cualquiera, sin síntomas todavía de su problema cardíaco. Seguimos yendo a la cardióloga cada viernes, pero hasta ahora siempre salimos con una sonrisa. Los lunes nos toca pediatra, y, por suerte, también: siempre sonrisas y alivio al ver cómo va aumentando de peso de a poquito. Ya vamos por los 3,150 kg, y tenemos los "problemas" de todo padre: si duerme mucho o poco, los cólicos, la cacona, blablá, la esfera doméstica de la paternidad que creíamos tan lejana que los demás, con sus quejas, nos daban una envidia loca. Ahora nos toca, y es increíble. Cada día hace algo nuevo: pasa un rato más despierta, descubre que tiene voz y que puede usarla, que tiene una mano derecha (la izquierda todavía es anónima) y que puede utilizarla para revolear el sonajero más largo del gimnasio; también descubrió que tiene una mamá y cuando lo recuerda me mira y sonríe.
Mientras tanto yo paso mis días en un tiempo irreal, durmiendo a la par de la leona de la casa, lavando ropa a mano, calentando mamaderas, sacándola a pasear y mostrándole el sol, cantando María Elena Walsh y emocionándome al verla cada mañana con sus ojos profundos anclados en los míos, hipnotizándome.
El amor

domingo, 7 de septiembre de 2014

Emilia, la de los milagros

Bueno, bueno... ¿Cómo contarles y que no parezca mentira, que estoy fabulando, negando, loca perdida?
Suspendieron la operación del lunes de Emilia por su buen estado general. El viernes tuvimos control con la cardióloga; la doctora quiso revisarla con otra colega. Le hicieron radiografías, electro y ecocardiogramas, revisaron su saturación de oxígeno y tiraron una hipótesis arriesgada: al parecer, el corazoncito de Emilia estaría haciendo solo, por sus medios, lo que hubiera hecho la primera de las tres operaciones. O sea, habría chances de que se la pueda saltear y que pase directamente a la segunda en unos meses. Tenemos cita nuevamente con ella en el Hospital de niños el martes próximo, ya que la quiere estudiar con más colegas y ver si esta hipótesis suya es viable. Habría que hacerle un cateterismo para confirmar, pero vamos, un cateterismo no es una operación a corazón abierto!
Así que acá estamos, de nuevo con esta enorme gratitud prendida al pecho y la sensación de paz con el universo. Siento un amor infinito, un agradecimiento inagotable por cada velita, cada rezo, cada estrella fugaz, cada moneda arrojada a una fuente, cada pensamiento, suspiro y recuerdo, cada rosario, cada canto budista que nos dedicaron en estos días.
A mi se me está tatuando en la carne que no hay que perder las esperanzas ni bajar los brazos jamás. Cada una con nuestro karma, todas pasamos eventualmente alguna situación que nos desanima. Bueno chicas, acá está Emilia para recordarnos que hay que lucharla siempre. La vida es de las que dan pelea. Así que vamos leonas!

martes, 2 de septiembre de 2014

Mi pequeña samurai

Acá sí que va una entrada que NO tenía previsto escribir. Ni siquiera nos atrevimos a soñar con esta entrada, simplemente porque nos parecía cosa de ilusos perdidos, de optimistas negadores, pero lo cierto es que el jueves pasado vino la coordinadora del servicio de neo a decirnos que Emilia estaba muy bien, que su patología todavía no se estaba manifestando y que si bien todo seguía igual (tiene la mitad del corazón y hay que operarla, esto es un hecho), lo cierto es que mientras tanto no necesita estar internada. "Así que vamos a darles el alta provisoria, hasta la operación", que va a ser el lunes que viene, el 8 de septiembre, a las 3 de la tarde. Cara de asombro, llanto llanto llanto, emoción que me rapta, me invade, me roba el alma. Y así fue como finalmente el viernes salimos corriendo a comprar sabanitas para el catre, ya que no teníamos ("total, hay un montón de tiempo"), así como también algo de ropita para recién nacido porque todo le queda enorme ("no le traigas ni un gorro porque va a estar en incubadora todo el tiempo"). Me la traje a casa, a mi pequeña samurai. La traje llorando la mitad del camino (yo lloraba, ella dormía sin inmutarse) porque el sueño, la emoción, los nervios y la sensibilidad desbordada son una combinación demoledora, pero a pesar de todo lo disfruté. Cada centímetro de ese recorrido lo paladeé y lo saboreé, mirando embelesada a mi cachorra, que veía la luz del día por primera vez en su vida.

Emilia


domingo, 24 de agosto de 2014

Emilia, la leona

En la neo hay cinco sectores denominados "islas", la isla 1 es la de terapia intensiva y la 5 las de los bebés que están por recibir el alta. Emilia arrancó su vida en la incubadora n°1, es decir, la más complicada de todas. Un poco menos de 48 horas después la estaban trasladando al sector 4, la pasaban a una cuna normal, le sacaban las vías, nos permitían ponerle nuestra ropita, cambiarle los pañales y darle la mamadera, alzarla en brazos, mimarla, mimarla, mimarla y comerrrrla a besos y mirar esos ojazos enormes y encontrar el sentido del universo y de la vida escondidos en sus pupilas negras. Como yapa, hoy la pequeña decidió que ya tenía suficiente de esa horrible sonda que le daba arcadas, asique SE LA ARRANCÓ, y eso permitió que se prenda a la teta.
Ni siquiera en nuestro sueño más dulce nos permitimos esperar tanto. Sentimos un amor y una gratitud inexplicables.

PD: gracias x sus hermosos comentarios, los puedo leer pero se me complica contestarlos desde el teléfono. Cada uno se sintió como un abrazo. Gracias.

jueves, 21 de agosto de 2014

2,770 kg de amor

Emilia nació con 2,770 kg y lloró sola ni bien asomó su cabecita al mundo. Fue la voz, el canto más hermosos que haya oído jamás. La apretujaron bien, me la pusieron contra el pecho y se calmó. Y yo morí de amor. No hizo falta ponerle respirador, está muy bien, súper vital, satura oxígeno al 90% (lo cual está muy bien para su patología) pero sí fue necesario atarle la manito porque quería arrancarse todos los cables...
Yo todavía no pude ir a la Neo, pero IC sí. Dice que hace pucheros y que le agarra fuerte el dedo y se lo lleva para ella, cerquita de sí.
Hoy conocí una clase de amor nuevo. Uno increíble. Estoy sin palabras.
Un millón de gracias por el aguante de todo este tiempo, me hicieron mucho bien!

miércoles, 20 de agosto de 2014

Hoy nace Emilia

Las tortugas

Adentro de la tortuga mayor hay: dos rosarios, uno bendecido por el padre Mario de Rosario y el otro por la iglesia de San Ramón Nonato, cuatro medallitas, una medalla más grande, un trozo de piedra de cuarzo fortificado y no sé si me olvido de algo más, y por fuera tiene un moño de una cinta roja que también fue un obsequio. Como no queríamos llenarle la cunita de neo de chirimbolos se me ocurrió meterlos dentro de un solo muñeco. El patrón de esta belleza (por supuesto mil veces mejor logrado) está en Pica-Pau y les dejo el link por si lo quieren chusmear.
Podría decirse que con esto listo, el bolso armado, 10 kilos subidos en 39 semanas y el cavado aprolijado, estamos listos para partir.

39 semanas

No lo puedo creer, estamos llegando a la meta. En estado natural me faltaría todavía una semanita más, pero dado que cada día duermo un pelín más incómoda casi que no lo lamento... aunque sí, sí lo lamento, porque esto de las mamushkas y las pataditas está re bueno, uno quisiera que no termine nunca.
El miedo infinito está quedando atrás, tengo paralizada esa área frente a lo que resulta inevitable. Hace unos meses, cuando nos asomamos a este mundo cardíaco y cirujil, pensé que llegado este día iba a vivir al borde del desmayo o del colapso nervioso. Bueno, no. Estoy un poco nerviosa, pero prima el entusiasmo de pensar que mañana voy a verle la carita por primera vez.
IC está ansioso. Ayer se recortó la barba y el bigote, como si fuera a una reunión de trabajo o una fiesta formal. Al terminar me pregunta: "¿Te parece que le voy a gustar?". Yo me sonrío porque no puedo más de ternura, y le digo que sí, que le va a encantar, y que lo va a mirar embelesada cuando le cuente de esos documentales de la National Geographic que a mi me torran y que a él le encanta ver. Él acaricia la panza y le habla, le dice que la ama, que sea fuerte, que ya va a haber tiempo para dormir juntos y hacer todas esas cosas que siempre dijimos que nunca haríamos, y que un universo enorme la espera afuera lleno de ilusión por verla brillar y no sé que más porque me voy perdiendo en mis propios pensamientos y los dejo que tengan su momento de intimidad. También me pierdo porque lo miro y me dedico a disfrutar. La vida y la felicidad son un poco esto, ¿no? Una colección de momentos que nada puede hacer que vuelvan atrás.

martes, 19 de agosto de 2014

Último monitoreo, dos noches, dos lunas

Último monitoreo ok, me fui con las indicaciones finales de índole: no uñas pintadas, no maquillaje, no aritos ni cadenitas ni nada de metal, ayuno de 8 horas, llegar 2 horas antes. Y eso es todo.
Ya estoy, ya estamos! Solo quedan dos noches, dos lunas para enamorarme perdidamente.

sábado, 16 de agosto de 2014

El catrecito y un león

Desde aquella rotunda negativa inicial de no querer tener ni comprarle nada a la gorda "por si las moscas" fui cambiando de postura -en gran parte gracias a las charlas con amigas y los comentarios que me dejaron acá- hacia una mayor flexibilidad que me permitió tener lo indispensable para esperarla. Porque hice hincapié en eso, en esperarla; no en dejar librado al azar si viene o no viene y que sea lo que la vida quiera, sino en actuar con el convencimiento que me nace del corazón de que ella va a venir y que parte de su existencia tiene que ver con que yo la crea y la imagine y la espere y actúe en el mundo real de acuerdo con todo eso.
La cuestión es que le pedí a IC que traiga el catrecito que una amiga suya nos iba a prestar, con previa aclaración de "Mirá que es para varón, eeeh?". Seh, qué importa, no creo que a Emilia le haga la diferencia si es celeste o rosa; yo mientras la albergue, la arrumaque, la proteja y le regale calor y confort estoy hecha. Al abrirlo, descubrí con amplia sonrisa que tiene un león pintado en la tela que va en la cabecera.
A mi leona, un león le custodiará los sueños.

jueves, 14 de agosto de 2014

Los últimos días

"Igual vos si llegás a sentir cualquier cosa te venís para el sanatorio", me dijo la doc., arrastrando "cualquier cosa" con énfasis el día que tuvimos el último control, ese en el que puso la fecha para la cesárea. "¿¿Algo como qué??", me salió de pronto y maldije un poco no haber hecho tampoco el curso de preparto. Pero no, no era nada del otro mundo: si siento que la beba no se mueve como siempre, si pierdo sangre roja, si tengo contracciones rítmicas por más de una hora que no se pasan con Sertal... cosas lógicas que hasta una neófita como yo puede descubrir por sí misma. Pero qué voy a sentir, si estoy en mi mejor momento... Duermo como una yegua a pata suelta, como con un gusto infernal, disfruto completamente embobada de esta simbiosis que tiene los días contados; de pronto la siento quieta durmiendo a la par mía y me pregunto si será normal, entonces le hablo un poco y la zarandeo, y ya aparecen sus patitas locas saludando a la vida, Emilia redonda y dulce, regalona de su mamá. No creo que se adelante, me parece que ella está tan cómoda como yo.
Llegamos a la última semana, la recta final de este camino que se me abrió como una sorpresa inesperada y TAN ansiada aquel 20 de diciembre, con una beta de 288. Después, ya seremos declaradamente dos, y dejaré de ser una mamushka para convertirme en canguro y vos dejarás de ser "mía, mía, mía", como te canto cada anochecer, para ser "tuya, tuya, tuya". Y un poco mía, para siempre.

miércoles, 13 de agosto de 2014

21 de agosto, Leo

Ayer tuvimos turno con la obstetra: aparentemente Emilia nacerá el jueves 21 de agosto! Tenemos reservado quirófano para las 13 hs. Lo ideal para mi médica era que naciera el martes o miércoles de la semana próxima, pero debido al lunes feriado el quirófano estaba más complicado de lo habitual. De todas maneras habló con Neonatología delante nuestro y quedaron en que si era necesario/posible hacer un hueco antes nos avisarían.
Así que tenemos fecha, y va a a ser dentro de Leo, como yo quería :)
Con la noticia nos pusimos muy contentos, y nerviosos, y contentos, y nerviosos, y así sucesivamente, en una espiral en la que se nos mezclan inevitablemente las emociones. Quiero disfrutar cada uno de estos momentitos que nos quedan juntas como mamushkas, grabarlos en mi memoria, tatuarlos en mi alma para poder recurrir a ellos siempre que sienta nostalgia.
Estoy muy emocionada, muy feliz, muy asustada.

lunes, 11 de agosto de 2014

La partera y el marketing obstétrico

No voy a contratar la partera que trabaja con mi obstetra por un montón de razones, entre las cuales me parecen las más importantes las siguientes:

* voy derechito a una cesárea mega programada que tiene en vilo a medio sanatorio
* ya conozco el edificio, la admisión, el lugar donde está el quirófano, donde voy a estar yo, donde va a estar la beba, etc.
* también conozco al personal del servicio de neonatología, a los médicos, al cardiólogo, al cirujano, etc.
* IC puede estar conmigo en todo momento.

No le veo, sinceramente, la utilidad. Ni qué decir que para mí el parto es el medio [para no decir el trámite] por el cual vamos a llegar a lo realmente importante: Emilia y su salud. No tengo posibilidad de hacerme problema por el parto porque tengo un miedo mucho mayor y superador que es lo que viene después. Por otra parte, conociéndome el carácter y las mañas, temo que pueda ser altamente contraproducente para mi humor tener una persona encima en un momento tan delicado, de tanto nerviosismo y emocionalidad al palo.
Lo conversé con IC, con mi obstetra, con amigas que fueron madres; todos coincidieron en que era razonable que me atienda la partera de guardia.
El día del primer monitoreo, la Lic. en obstetricia que me hizo el estudio me preguntó si ya conocía a la partera, y yo le expliqué brevemente todo esto. Me miró con una cara de sorpresa que me asustó. Me hizo sentir una paria, diciéndome que bueno, que las chicas en general se sienten más tranquilas de conocer a la partera con anticipación, de tener un referente, que la partera es la persona que me acompañaría en todo momento, que tendría alguien a quien llamar en cualquier horario para sacarme las dudas, etc. Le contesté que seguramente estas chicas de las que me habla no deben esperar un bebé con cardiopatía congénita y que irían a parto natural, en cuyo caso yo también contrataría sus servicios, que seguramente me serían de mucha utilidad en tal situación, la cual, lamentablemente, no constituye mi escenario. Fin de la conversación.
Me fui de la consulta con un sabor amargo, la semilla de la duda ya estaba instalada. Más tarde, amigas se encargarían de disiparla a los gritos, con argumentos del estilo "a mi me chupaba un huevo el médico, te imaginás la partera, lo único que quería era que me ayuden a liberar a Willy y volvernos a casa" y demás exageraciones que me hicieron reír y volver en mí. Pero qué feo generarle inseguridad a una persona en mi situación por mero corporativismo!

Efectos colaterales del dolce far niente

♥ No me importa más el pronóstico meteorológico
Está fallando el piloto automático del calefón y no le veo el problema: si tiene que venir el gasista... hay alguien en casa, ¡YO!
♥ Llamo para pedir un turno y me puedo dar el gusto de decir: "Dame cualquier horario, no hay drama"
♥ Camino a dos por hora [literal], un poco porque si me apuro me duele feo la panza [se pone dura como piedra], pero también porque disfruto de no tener horarios ni compromisos, de poder "pasear" fuera de contexto.
♥ Estoy completamente desconectada del trabajo y si la entrega prevista se realizó o no, me importa un corno. Se me fue el profesionalismo al tacho.

Cuestión que los días se están pasando entre lavado de ropa de bebé con jabón blanco, hacer espacio en este placard, armar el catrecito que nos prestaron, estudios, estudios y más estudios, monitoreos fetales, la lista del bolso que sigue vacío y esperando, etc.
Parece re aburrido dicho así, pero juro que no lo es. Disfruto cada segundo de este cuarto intermedio.

miércoles, 6 de agosto de 2014

37 semanas, un bebé a término

Llegamos a la meta, Emilia está a punto caramelo! Puede nacer cuando quiera sin enfrentar más riesgos que los que corre el común de los bebés. Mientras tanto voy a los monitoreos fetales y una vez por semana escucho los "está perfecto" y "tiene un latido de libro" que les son dichos a otras panzas; a mí me tocan los "qué bien cómo se mueve, está muy vital", "¿ya tenés cardiólogo infantil?", "¿los de neo qué te dicen?".
Pero no puedo quejarme, no tengo derecho. Cuando empezó esta pesadilla dentro del sueño nos dijeron que no se sabía a ciencia cierta ni siquiera si íbamos a llegar hasta acá: no hay estadísticas suficientes respecto de la mortalidad en el vientre materno de los bebés con este tipo de cardiopatías. Y si llegábamos hasta acá, también podía suceder que fuera sin un crecimiento adecuado, con bajo peso, con malformaciones colaterales en otros órganos... un sinfín de otros problemas que todos juntos parecían una montaña, una infranqueable montaña salida de la nada. Sin embargo la fuimos recorriendo, poquito a poco, con mucha esperanza y alegría, también con miedo y altibajos, y picos y valles, siempre con el aliento de los otros, que nos acompañaron a lo largo de todo este recorrido. Y parece que vamos llegando, voy sacándole punta al lápiz con el que espero tachar al menos dos grandes miedos de la lista, dos grandes peligros que nuestra pequeña samurai sorteó victoriosa.


viernes, 25 de julio de 2014

Y por fin llegó

Y sí, se parece bastante a la alegría de las vacaciones! El último día de oficina transcurrió con trabajos que se complican a último momento, algunos mails de despedida, masitas secas que trajeron mis compañeros para el desayuno, un almuerzo colectivo en la mesa de reuniones con jefa, cumpas, pizza, coca-cola zero y anécdotas y risas varias, una CAJA de Vauquitas que me trajo el asistente de edición "porque descubrimos que a Emilia le gusta el dulce de leche", mucha alegría y ninguna lágrima, por suerte, porque nadie se puso melancólico: los muchachos me dijeron "nos vemos" como siempre, como si fuera un día más, aunque mirándome muy fijo a los ojos y tocando la panza largo y tendido. No saben si la van a volver a ver, y yo creo que ya se acostumbraron a sentir a Emilia detrás de la redondez.

jueves, 24 de julio de 2014

35 semanas y un madrugón

Mi chanchita primorosa, cachetona, de labios mulliditos y cara de inmensa paz está pesando 2,315 kg y nosotros estamos exultantes de felicidad y aliviooo! Aumentó 700 grs. en tres semanas, creció por donde la miren, siempre dentro de los parámetros normales, todo todo todo le da bien, más allá de su corazón especial, y nada indica que vaya a adelantarse, así que me preparo para arrancar unas próximas 5 semanitas de descanso con mucha felicidad y calma. Este último mes es aquel en el que los bebés más aumentan, así que si todo sigue así vamos a llegar al parto con un peso ideal para que pueda afrontar la que se venga.
Mi gorda batalladora, la guerrera del pancho, cómo te amooo 

martes, 22 de julio de 2014

Casi 8 meses y una panza prominente

"Vamos, arrrrrriba", me digo cada mañana, después de acariciarme la panza-Emilia, cuando tengo que mover esta osamenta que me cuesta cada vez más mover. Engordé casi 8 kilos en casi 8 meses. No está mal, es bastante de libro. Ni me quiero imaginar lo que me hubiera costado la vida si hubiera sumado, ponele, 20 kilos: con mis 8 a cuestas, cada vez que me agacho y me levanto siento que estoy con las pesas atadas (gracias obstetra nº 1, te debo una). Ni hablar de subirme a un banquito para buscar algo en los estantes de arriba de la alacena: las cosas más sencillas se vuelven objeto de un análisis minucioso: miro el banco, miro la altura, calculo dónde poner un pie, miro bien de dónde agarrarme, evalúo si conviene subir de un envión o de a poco... Un tiempo ridículo. Otra cosa complicada a esta altura del partido es cortarse/pintarse/despintarse las uñas de los pies, pero sobre todo porque implica una posición que inevitablemente aprieta e irrita al bebé, o por lo menos así sucede con nuestra pequeña Emilia, que se hace entender a los manotazos limpios. También me pasa últimamente que:
1) me suena la cadera a lo pavote,
2) no me veo los pies (ni hablemos de la chochi, que ya es un misterio para mí)
3) el ombligo está tan estirado que parece a punto de rajarse,
4) a juzgar por la acidez y el reflujo que ocasionalmente me atacan, se dio a la fuga la tapita que cerraba la comunicación entre el estómago y el esófago.
Pero vamos, a quién voy a engañar... me encanta! Yo miraba con sospecha (para no decir con sorna) a las mujeres que decían que el embarazo es el estado ideal de la mujer... Pero sí, hombre, lo es! Despertarte a la mañana y sentir esa primera patadita del día es algo indescriptible. Puedo estar horas escribiendo cursilerías acá, y sin embargo nadie me va a entender hasta que no lo pase, al igual que yo me quedaba con cara de signo de pregunta cuando me lo contaban a mí. Es la sensación de expectativa y de alegría más duradera, más trascendente de la vida; es más grande que cuando eras chica y esperabas navidad, pero aun así se le parece en lo mágico. Es como cuando sabías que venía tu abuela de viaje a visitarte, y esperabas contando los minutos y los segundos. Cada mañana al despertar es la sensación de que te habías olvidado que algo increíble está por suceder. Es alegría, amor, optimismo, futuro.
No hace falta que aclare que espero, proyecto, deseo, invoco, imploro, ruego lo mejor para mi cabrita saltarina, mi copo de nieve, mi botón de vida, y que deseo con todo mi corazón, mi cuerpo y mi alma que sea fuerte y resista, y que algún día pueda estar yo acá aburriendo a todo el mundo diciendo lo hermosa que es y posteando sus quichicientasmil fotos y contando cada descubrimiento pavote como si fuera la mamá de Marie Curie. Pero a veces me sorprendo a mí misma con una sensación de serena gratitud, pensando que más allá de todo, sea lo que sea lo que vaya a suceder, después de tanta búsqueda y tantas lágrimas, al menos habré tenido la oportunidad de vivir esta increíble magia, este hermoso milagro.
Lo cual es tremendamente triste, pero inmensamente cierto.

viernes, 18 de julio de 2014

En una semana

En una semana voy a cerrar la puerta de mi oficina dejándola en manos de un asistente que todos los días me pregunta cómo estoy, me acaricia la panza y ocasionalmente me trae una Vauquita XL que compartimos cómplices con un café, yo con edulcorante -no sea cosa- y él, amargo. Voy a dejar algunas notas en la pizarra de corcho que tengo frente a mí que no estarán la próxima vez que la vea. El calendario de julio que tengo como fondo de pantalla en la compu va a ser reemplazado por algún otro menos susceptible de caducidad, para que cuando vuelva no sienta que me estoy metiendo en un lugar abandonado. Mi compañero A. ya no va a prender mi estufa todas las mañanas, cerrando la puerta tras de sí para que esté bien calentito cuando llegue, porque acá serán mayoría los varones y ninguno va a andar buscando donde apoyar el culo los días fríos de invierno.
Yo voy a estar en casa descansando y juntando fuerza y coraje, tejiendo, cosiendo, leyendo, preparando algunas cositas, el bolso (que como era obvio, todavía ni empecé), y extrañando un poco la rutina de todos los días, que a veces me aburre, pero no siempre.

jueves, 17 de julio de 2014

34 semanas y 6 madrugones

Ya tengo en mi poder la orden para el electrocardiograma y el riesgo quirúrgico de la cesárea prevista para dentro de poco más de un mes; también para el monitoreo fetal, la próxima ecografía, los extensos análisis de sangre, el cultivo, y seguramente para alguna otra cosa que me estoy olvidando por ahí. "¿Contracciones?", me preguntó, de pronto, la obstetra. "Meh, a veces se me pone la panza dura, sobre todo si camino mucho o si estoy muy cansada". "Bueno, sería hora de ir aflojando el ritmo", fue su respuesta. "Sí, sí, claro, justamente la semana próxima es la última que trabajo". "No, antes".
Imposible. Imposible.
Algo de panic attack se trasluce en mi rotunda negativa. Por un lado cuento los madrugones que me faltan, pero, por el otro, vértigo. Todo indica que se viene y pande el cúnico.

viernes, 11 de julio de 2014

33 semanas y 10 madrugones

Llegamos a la semana 33, lo cual indica que:

 Emilia tiene su cerebro casi con la madurez que va a tener al nacer,
 ya tiene los dientitos formados,
 está empezando a soñar,
 tiene cada vez más hipo,
 y que solo faltan 7 semanas para el gran día!

Los últimos tiempos se rigen por esa cuenta regresiva y por esta otra: la de los días que me faltan para empezar la licencia por maternidad! Elegí la opción 30 días antes y 60 después (la otra alternativa era 45 días antes del parto y 45 días después), así que todavía me quedan un par de semanitas por delante, exactamente 10 madrugones para ver amanecer desde el calor de mi hogar... ¡qué felicidad!
Hoy hice el trámite en el ANSES, estuve 10 minutos y no me faltó ningún papel. Milagro.
Así que ya es oficial: estoy en tiempo de descuento.

jueves, 10 de julio de 2014

Un premio!



La dulce Amapola de Buscando a Gaviota me dio un premio! Es la primera vez que recibo uno y me divirtió mucho la sorpresa. Gracias Amapola!
Estas son las reglas:



Las reglas del premio son las siguientes:

Nombrar y agradecer al blog que te concedió el premio.
Responder al cuestionario y dejar uno nuevo.
Nominar a otros 11 blogs de reciente creación o con menos de 200 seguidores.
Visitar el resto de blogs nominados.
Contar 11 cosas sobre ti.
Informar a todos los blogs del premio que has otorgado


1.¿Te gusta tu trabajo, profesión o actividad principal? ¿Es algo que pudiste elegir? 
Sí, me gusta. Estudié Cs. de la comunicación y terminé trabajando como editora, rodeada de papeles, haciendo libros. Mi trabajo me gusta, me da satisfacciones y me permite usar mis aptitudes. También implica una dosis de rutina que a veces me agobia, muchas horas de oficina, sentada... pero en general, la respuesta es sí!

2. ¿Cuál es tu plato de comida preferido? 
¡No sé! De chica hubiera dicho sin dudar: fideos con tuco, pero ahora me cuesta decidir solo una cosa: soy pochita morfoni por naturaleza, me gusta la comida en general y dependiendo del día y de la temperatura, muchas cosas son mis preferidas. Digamos que la papa es algo que me gusta en absolutamente todas sus formas.

3. ¿Qué es lo que más disfrutás hacer en la vida?
Reírme. Me llena de energía y bienestar, me encanta tentarme y reír hasta llorar. También me encanta compartir tiempo con IC, con amigos, con la gente querida, viajar, amasar, tejer, mirar películas, comer, caminar, emprender cosas nuevas... Por suerte, la lista es larga!

4. ¿Qué es lo que menos te gusta hacer pero lo tenés que hacer igual?
Detesto hacer cosas por obligación. No hay nada que odie más, y sin embargo todavía no me siento lo suficientemente libre como para decir "no" en muchas ocasiones. Yendo más a lo concreto, no me gusta limpiar ni planchar, me aburre un montón.

5. ¿A qué le tenés miedo?
Ufff... mis miedos de antes quedaron chicos; ahora solo tengo uno, muy grande: que las cosas no salgan bien con Emilia. Es un enorme miedo contra el que lucho todos los días, minuto a minuto. Todo lo demás pasó a segundo plano.

6. ¿Te das tiempo para darte algún gusto o mimo y relajarte?
En general soy medio máquina, hago muchas cosas una detrás de la otra y tiendo a olvidarme de mí, pero me gusta cada tanto darme cuenta de esta situación, parar y "premiarme": ya sea comer algo rico, hacer un paseo inesperado un día de semana, encontrarme con alguien, hacerme un baño de crema, sentarme a dibujar o a hacer algo que no hago habitualmente... Cortar la rutina.

7. ¿Sentís que los demás te comprenden en la búsqueda de un hijo por fertilización asistida?
Más o menos. Sí y no. Personas muy cercanas me dijeron, sin querer, cosas muy hirientes en esta larga búsqueda. Otras personas, por el contrario, me alentaron desde el primer momento. En general la incomprensión no me importa demasiado, pero sí me pone de muy mal humor que me digan pavadas. La peor, lejos, vino de mi propia hermana (con quien nos adoramos), muy convencida ella de que con la meditación se logra todo: "¿Será que en el fondo no querrás tener hijos?". Dolor.

8. ¿Qué pensás de la donación de gametas? ¿Compartirías esta información con los demás si fuera el caso?
Me parece fundamental, es una acción de una generosidad enorme. Sí, soy muy de hablar de estos temas, tanto de mi larga búsqueda, como de mi embarazo perdido, como del tratamiento de fertilidad. Me parece que el silencio es lo peor, es lo que nos ha hecho sentirnos "raras", "defectuosas", "desafortunadas" por tanto tiempo. Si la gente contara más y hablara más, ayudaría mucho a naturalizar situaciones que de lo contrario generan un profundo y solitario sufrimiento. Los blogs son de enorme ayuda en esta tarea.

9. ¿Te considerás una persona alegre por naturaleza?
Bastante, y se lo debo a mi mamá. No sé si tanto alegre como optimista, encaradora de frentes más bien.

10. ¿Te sentís a gusto y "protegido" cuando estás en tu casa?
Muy. Mi casa es mi refugio. Es un lugar que esperamos y deseamos mucho, y le tenemos un profundo amor.

11. ¿Tenías alguna expectativa cuando empezaste a escribir tu blog?
Cuando empecé a escribir el blog solo buscaba -por más paradójico que parezca- un lugar privado donde desahogar mis emociones. Tenía ganas de descargarme por escrito pero no me sentía cómoda llevando un diario "secreto" en la cara de IC; no sé, me parecía raro, incómodo. Y pensé que un blog era un lugar que iba a pasar más desapercibido: total, un montón de veces estoy sentada frente a la computadora, escribiendo. El encontrarme con lectoras tan hermosas que están siempre para apoyarme o mostrarme su punto de vista, fue pura yapa y vino después.


11 cosas sobre mí:

1. Tengo 38 años y todavía no logro amigarme con mi pelo.
2. Lloro con las historias de perros y gatos abandonados, que están en adopción; con las historias de las chicas que buscan sus hijos y que todavía no lo logran, pero también con las que sí lo logran; en fin, que soy muy de emocionarme.
3. No aguanto bañarme en una bañadera donde hayan quedado pelos del que pasó antes, ni tampoco usar un jabón con pelos incrustados. Guácala. (La paso muy mal en los hostels)
4. Adeudo la tesina de mi carrera para recibirme y obtener el título (Rendí mi último final en 2002). Me da una fiaca inexplicable.
5. Soy de servirme tazones de café o té y tomarlos despaciiiito, despacito. Cuestión que terminan fríos. Nadie entiendo cómo sigo.
6. Invento personajes y los sostengo a través del tiempo. IC llegó a decirme "las amo" (y todavía no estaba embarazada. Saquen conclusiones de mis personalidades múltiples)
7. Durante un período de mi vida me dio vergüenza bailar. No me pasó ni antes ni después, pero durante esa extraña época me costó mucho salir con mis amigas.
8. Cuando me pinto las uñas no puedo usar anillos. Puede parecer un TOC , pero es una cuestión de apreciación estética, me parece recargado (?)
9. No hay chances de que llore y hable dignamente al mismo tiempo, así como tampoco de que llore sin poner cara de "estoy teniendo un ACV".
10. Dejé de fumar hace tres años y medio y todavía recuerdo lo mucho que me gustaba hacerlo.
11. Me levanto de buen humor.

Los blogs que nomino no van a ser 11 porque no llego con la cantidad, pero aquí van, estos son:

1. Que me parta un milagro, porque fue uno de los primeros que empecé a leer y me hizo reír con un tema que en principio solo me hacía sufrir. Empecé a desdramatizar las situaciones que me tocaban atravesar gracias a Maru y sus textos tragicómicos.
2. Con final feliz, porque fue una luz de esperanza cuando estaba en plena búsqueda, ella finalmente lo había logrado y entre tratamientos! Mi ídola.
3. Diario de la betaespera, porque si bien su autora lo abandonó los últimos meses, compartimos el año pasado el tiempo de la betaespera y me sentí muy identificada con ella. Me encantaría que vuelva y nos cuente en qué anda :)
4. Voy caminando hacia nuestro futuro, porque después de mucha lucha y diez intentos, Luna logró su positivo por partida doble! Estoy siempre esperando leer sus novedades, que escribe con una felicidad contagiosa.
5. Laberinto hacia la maternidad, porque se trata de otra luchadora que encontró la salida que estaba buscando.

Acá van mis preguntas:

1. Contame un color, un olor, un momento del día que sean tus preferidos.
2. ¿Comida salada o postre dulce?
3. Campamento, ¿sí o no?
4. ¿Algún ritual antes de dormir?
5. ¿Siempre supiste que querías tener hijos?
6. ¿Sentiste alguna vez que a tu pareja la tuviste que "arrear" un poco con el tema de los tratamientos de fertilidad o siempre estuvieron los dos igual de comprometidos con la idea?
7. ¿Compartiste desde el primer momento con familia y amigos los tratamientos que iban haciendo?
8. Si pasaste por una, ¿cómo lograste sobrevivir la betaespera?
9. Si tuvieras que darle un consejo a una persona que recién está empezando a sentirse parte del mundo infértil, ¿cuál sería?
10. Tenés algo planeado que sabés que vas a hacer cuando finalmente estés embarazada o tengas a tu bebé en brazos? No sé, por ejemplo, voy a comprarme una mecedora / voy a ir caminando a Lujan / me rapo para cumplir con la promesa, etc.?
11. Qué sentís que aprendiste a lo largo del camino de la infertilidad?



miércoles, 2 de julio de 2014

32 semanas

Ayer tuvimos una nueva ecografía. Inicialmente estaba prevista para el lunes, pero me llamaron para pasarla al martes, casi en el horario del partido de Argentina. Las buenas noticias siguen: Emilia pesa un poco más de un kilo y medio, está creciendo hermosa, acorde a su curva, los latidos cardíacos están perfectos, tiene un muy buen flujo de sangre oxigenada recorriendo el cuerpo, la cantidad de líquido amniótico es la adecuada y... ¡ya se dio vuelta! Obviamente, va a nacer por cesárea programada, por lo que este dato debería resultarme irrelevante, supongo, pero me encanta saber que la naturaleza hace su llamado y que se va preparando para salir. Me parece un buen augurio.

jueves, 26 de junio de 2014

31 semanas = 7 meses

Ayer cumplimos oficialmente los 7 meses. Ya tenemos adentro las dos inyecciones de corticoides para ayudar a la maduración de los pulmoncitos de Emilia (no parece venir prematura la cosa, pero por las dudas), así que técnicamente estamos en la gatera!
Estoy empezando a pensar en temas tales como el bolso para llevar a la clínica (solo mis cosas, para ella me dijeron que no tengo que llevar nada. "¿¿Nada?? ¿¿Ni un gorrito??". "No, nada". Bueno, algo de ropa para cuando la llevemos a casa, pero para eso tenemos unos días extras). Supongo que suena un poco exagerado estar pensando en esto ahora, pero me recomendaron que a partir del séptimo mes tenga todo preparado, y considerando que soy medio cuelgue, si me lo propongo ahora capaz que llego a los 8 meses con todo listo, así que arranco con la listita de las cosas a comprar! 
La buena de la semana: hace un par de noches atrás nos llamaron del servicio de neonatología para ver si todo iba bien, si teníamos novedades, resultados de estudios nuevos... No reaccionábamos. Creo que en el fondo estamos más preparados para atender un secuestro virtual; claramente no estamos acostumbrados a que nos cuiden tanto! Qué bella sensación de calma me da saber que estamos todos preparándonos para recibirla  

lunes, 23 de junio de 2014

Y después la calma

Después de mucho hablar y mucho llorar durante tooodo el fin de semana, por fin llegó el momento en que me volvió la paz al alma. Entendí, no, más bien sentí, hice carne la idea de que Emilia representa para mí la finitud de la vida, lo inasible de la existencia y que con ella cada día va a tener que ser una fiesta, una pequeña victoria, una batallita ganada. Y no, no va a llegar ese día que mi mente ansía tan desesperadamente en que la certeza abarque y asegure el futuro; no chiquita, vas a tener que vivir cada día con plena conciencia y conformarte con esta única, pequeña, certeza: hoy la tuviste y la disfrutaste. Mañana empezamos de nuevo. Y de alguna extraña manera esto no me resulta desconocido, porque me sucede a diario al despertar, cuando algún roce, alguna patadita, algún temblor en el centro de mi cuerpo me recuerda, alegremente: "¡Cierto! Emilia, estás acá", y la acaricio como puedo, a través de mi piel.

El vacunatorio

Tuve que ir a ponerme una nueva vacuna y fui al vacunatorio más cercano que me proveía mi obra social. La última vez llegué tan sobre el cierre que no había nadie, pero como fue todo muy -demasiado- rápido y vertiginoso, esta vez decidí salir unos minutos antes de la oficina para llegar un poco más holgada. Error. El vacunatorio estaba lleno. El problema no era el tiempo (porque fui el jueves víspera de feriado), sino el horroroso combo "bebés llorando-sensibilidad exagerada de mi parte", que me obligó a escudarme tras el celular para disimular lo loca que soy que lloro porque lloran bebés ajenos. El fondo de la cuestión fue la siguiente idea, que me cruzó la mente, veloz como una flecha envenenada: "Estos bebés lloran por un pinchazo y a la mía la van a tener que operar(carita de horror de whatsapp). Como era de esperarse, ese fue el preludio de un fin de semana muy cargado emocionalmente hablando.

jueves, 19 de junio de 2014

La culpa que asoma

Mi mente sabe que todo esto es random, que nos tocó a nosotros, que pasó, punto. No hay culpas, no hay explicaciones, posiblemente no haya causas genéticas (a estudiar). Somos uno de esos raros cinco casos que se presentan cada 100.000 bebés nacidos vivos. Igual, se me estruja el alma cada vez que me pregunto por qué no puede ser más fácil, por qué no puedo estar armando su habitación, comprando cosas, con la "certeza" -si es que alguna futura mamá la tiene- de que todo va a salir bien. Y es en esos momentos de desconsuelo (que, por cierto, intento minimizar) que yo como un todo -no ya "mi mente" sino yo, ese conjunto aturdido de mente, cuerpo, corazón, alma- busco culpas. Y en esa búsqueda me pongo mística, y me pregunto si será una lección, si esto será un aprendizaje que me manda la vida por haber sido siempre tan negadora de la maternidad, tan displicente con el tema, tan soberbia, tan pedante.

miércoles, 18 de junio de 2014

30 semanas

Faltan 10 semanas para que Emilia nazca y un abismo se abre ante mis pies. Tengo por momentos las sensaciones más contradictorias sucediéndose, o, mejor dicho, coexistiendo en mí: "que pase ya, de una vez" VS. "que no suceda nunca, que se quede habitándome calentita y a salvo para siempre". Nada está en mis manos, ni una cosa ni la otra me son dadas a elegir.
A veces pienso que lo peor de esta situación es la incertidumbre; los seres humanos nos vamos adaptando a todo, a la larga nos hacemos a la idea, aceptamos. Pero no saber, eso es realmente difícil, sobre todo para gente como yo, que pretende que su cerebro domine todas las cosas. Esto no, a ella no.

lunes, 16 de junio de 2014

El debut

Es domingo. Se nota en la calma con la que doy vueltas en la cama, disfrutando del calor de las sábanas. También se nota en la insistencia con la que miro a IC, a ver si da señales de despertarse. No, no las da, y Emilia mientras tanto se acomoda en mi vientre en reposo. Tengo escondido el regalo debajo de la mesita de luz y estoy ansiosa, esperando que sea el momento de dárselo. La habitación está tranquila, en penumbras: cada tanto se oye algún pájaro surcar el aire chillando, algún vecino que camina descalzo o una corrida de los cobayos que terminó en coleada. No hay bocinas, no hay gritos. Disfruto.
De pronto, un latido rítmico me sobresalta la panza. Pienso que será una patadita y me concentro en descifrar su aleteo. No, es demasiado suave, demasiado pausado, demasiado sostenido... ¡Es hipo!
Emilia tiene hipo y puedo ver contraerse la panza con cada saltito acompasado que da. La alegría me hace reír en voz alta. Me inclino sobre IC y se lo cuento al oído, suavecito: "Emilia tiene hipo".
Él sonríe, dormido, entre sus pelos enmarañados

miércoles, 11 de junio de 2014

Día del padre

También tengo contradicciones en este punto: regalo para IC, ¿sí o no? Tengo puntos a favor y en contra, la diferencia consiste en que no lo dudo: sí, regalo. Ya sé, todavía no se graduó de padre... pero aun así ya está dando sus primeros pasos en lo que supongo debe ser la "peor" parte de la paternidad: la preocupación, la impotencia, el dolor, el miedo a que el hijo sufra, el deseo visceral de que pueda salir adelante y que todo le salga bien, y al mismo tiempo la comprensión de que ese hijo es un Otro, con todas las letras, con todos sus huesos y sus cromosomas, y su personalidad y su fuerza y su destino... Yo, por mi lado, no puedo acelerar el tiempo hasta llegar al momento mágico en que la vea y se enamore de ella, pero puedo comprarle un regalo de su parte que le arranque una sonrisa.
Entonces, regalo sí. Nada del otro mundo, un simple y común pijama, para que recupere el sueño que mi niña le quita, para que la sueñe y la anticipe.

martes, 10 de junio de 2014

Ella, la flor más bella

Mi buceadora de las profundidades se aburre y hace vueltas carnero, estoy segura. De pronto mi panza se mueve estrambóticamente y me recuerda que ella no es un sueño: es real y la tengo adentro. A veces duerme y me olvido, pero nuevamente se sacude, me despierta y soy feliz.

lunes, 2 de junio de 2014

Casi un kilo

Casi un kilo de bebé, eso es lo que llevo en la panza cada vez más prominente que tengo. Una chanchita que ya pesa casi un kilo y que sigue creciendo según todos los parámetros normales, según nos dijo la obstetra que nos hizo la ecografía el viernes. GRAN alivio. Podía suceder que el problema del corazón afectara de alguna manera el crecimiento de los restantes órganos; pero no, parece que las buenas noticias se van llamando entre sí, van armando un cadenita de la que nos agarramos cada vez con más esperanzas. Y de pronto una tarde nos encuentra embobados, riendo ilusionados frente a un monitor, espiando a nuestra hija, la pequeña Emilia, la guerrerita del amor plegada sobre sí misma como toda una yogi. Tiene los pies apoyados sobre su frente, con una manito se toma de un talón, y con la otra se agarra la barbilla, como el pensador.


viernes, 30 de mayo de 2014

Las patadas de Emilia y el cambio radical

Emilia se movió tanto ayer, con tanta fuerza y durante tanto tiempo, que no pude más que reír sorprendida ante la idea absurda de que, literalmente, la chiquita me estaba cagando a patadas. Pensé, automáticamente: "Esta me está diciendo '¿así que no crees en mí? ¿Así que tenés miedo? ¿Así que dudás de que tenga la fuerza para salir adelante? Tomá, tomá y tomá". Fue una humorada que primero me arrancó una sonrisa y después me hizo llorar; un pensamiento raro, que se disparó solo, mecánico, inconsciente, pero que me tiró luz sobre un aspecto en el que hasta entonces no había reparado: ¿qué pasaría si mañana ella se enterara de mis dudas, de mis vacilaciones, de mi temor, de mi "no querer comprarle cosas para no sufrir si todo no sale como deseado"? ¿Qué sentiría yo en su lugar, si me enterara de que mi mamá no mantuvo la certeza, la profunda convicción, la fe inquebrantable, el deseo absoluto y poderoso de mi fuerza, de mi capacidad, de mi apego a la vida?
Y todo cambió, otra vez.
No hay forma, no hay manera alguna posible de que yo evite sufrimiento en caso de que las cosas salgan mal, pero el punto es que no puedo creer que las cosas vayan a salir mal.
Ella va a poder, yo le tengo que creer

miércoles, 28 de mayo de 2014

La neo, ese futuro hogar

En la neo hace calor, es como un nidito sumido en luces tenues y sonidos amortiguados. Todos hablan en voz baja y sonríen amablemente al vernos pasar. De un lado, donde está el vidrio y las cortinas, están los niños que no necesitan más atención de la normal; del otro, del que está más cerca de la entrada, las incubadoras. Ese va a ser nuestro sector. Al lado de cada incubadora hay dos sillones bajitos para que los papás de estos chicos en situaciones más complicadas podamos eventualmente sentarnos a acompañarlos. Los de este lado tenemos acceso irrestricto a nuestros bebés; sería algo así como la ventaja de la desventaja. Podemos tocarlos, pero no amamantarlos (por lo menos no a los bebés con problemas cardíacos, ya que se fatigan mucho con el esfuerzo). Para suplir la falta de teta está el "lactario", donde podemos extraernos la leche con la que ellos después los alimentarán (¿por sonda? No pregunté).
En nuestro sector había una pareja sonriente mirando hacia dentro de una incubadora. La médica que nos hacía el tour nos contó que habían tenido trillizos; qué gol. Ni bien entramos nos miraron expectantes, como buscando futura complicidad. Yo sentí mucha ternura. Pensé: "No, todavía no. Esto es solo una entrada en calor".
Hoy Emilia cumple su semana 27 y se mueve como loca.
Yo ya sé dónde va a pasar sus primeros días y me siento mucho mejor 

lunes, 26 de mayo de 2014

Algo menos

De los tres grandes problemas de Emilia en el corazoncito, uno parecería ser que no está. Así que -aparentemente- no serían tres sino dos los grandes cucos a los que nos tenemos que enfrentar. Es una excelente noticia, ya que de estar sería algo más a reconstruir en la primera operación. Ese problema no estaba confirmado sino que se daba por supuesto, ya que está presente habitualmente cuando están los otros dos. Pero no, en este caso no. Seguimos con lo grave, lo serio, lo agudo, pero con algo menos. Una buena, ¡vamos todavía!

domingo, 25 de mayo de 2014

Hace un mes

Hace exactamente un mes llovía un poco; no mucho, creo, y yo me levantaba de la cama de un salto, sonriente e ilusionada: íbamos a saber si estábamos esperando una nena o un varón. Ya casi no me acuerdo como era pensar en "poroto" con la calma y tranquilidad de saber/creer que todo está bien, que lo peor ya pasó, que al cuco de los tres meses lo dejamos atrás y ahora solo resta el futuro límpido, diáfano como una mañana de primavera en el mar. Hace un mes se corría el velo edulcorado y yo perdía la inocencia del embarazo feliz; entraba de a poco, con pasos frágiles, en este mundo de incertidumbres en el que estoy aprendiendo a vivir. Hace un mes tomábamos real conciencia de cuánto amábamos a este bebé por venir, y empezamos a hablarle a la panza de verdad, a llamarla por su nombre y a cantarle más.
No todo lo que pasó fue malo.

jueves, 22 de mayo de 2014

La nueva obstetra

El cirujano me derivó a una nueva obstetra que atiende casos de alta complejidad. Si fuera por mí no cambiaría a mi médica de apellido eslavo y personalidad calma, tan a tono con el Hospital Alemán, por este consultorio en edificio de pasillos olorosos a encierro, comida y mediodía. Pero se ocupa de casos como el mío, me dijeron, y realiza partos en el Sanatorio Anchorena, nuestra próxima morada en un par de meses. Eso sumado a que yo, para mí, pasé a un quinto plano y que pienso en el parto como en un medio para llegar a cosas "más importantes" (léase encontrarme con mi bella Emilia y enfrentar su operación), hacen que vaya sin chistar y que cruce el pasillo oloroso hasta sentarme en la minúscula y bizarra sala de espera. IC, como siempre, firme a lo soldado al lado mío, al lado nuestro.
"¿Sabías que las nenas tienen mejor pronóstico?", me preguntó la médica sonriendo en alguno de los 30 minutos que duró nuestra entrevista. "Sí, suelen tener mayor resistencia", agregó. Y ya, todo lo demás se evaporó: el consultorio antiguo con flores de plástico, los libros de medicina destartalados y cubiertos de polvo, la moquette azul gastada de la entrada, el olor a comida del pasillo. Quería abrazarla y agradecerle el ser la primera en tirarme una soga desde que este recorrido empezó. Un rayito de sol, un dardo de flor en este camino en el que nada parece escaparle a lo "grave", "severo" o "complejo".
"Cuando vayas al sanatorio avisame así les presento al equipo de neonatología y les muestro el lugar", me dijo, "así nos vamos conociendo todos": al fin y al cabo "ellos son los que van a estar con tu bebé todo el tiempo, tienen que conocerte, ir armando un vínculo con el caso de ustedes". Y de pronto el día de lluvia gris me trae esta linda sensación de red de contención, de trabajo mancomunado, de grupo, de "familia", como me dijo en su momento el cirujano: nosotros, la obstetra, los cirujanos, los neonatólogos, las enfermeras... todos por Emilia.
Qué bueno, hay equipo

miércoles, 21 de mayo de 2014

Cuatro días sin llorar

Cuatro días casi enteros en los que por ahí, a lo sumo, se me pusieron los ojos brillosos como un espejo, pero no, no lloré. No me rodó ni una lágrima redonda y caliente por la mejilla como la luna por Callao. Cuento cada una de estas horas con orgullo, con alegría, las agito como una bandera para vos, Emilia. Como mucho tuve algún cosquilleo en la nariz, se me habrá puesto un poco colorada, ponele, pero solo eso.
Todo lo demás fue esperanza.

lunes, 19 de mayo de 2014

Armar o no armar

Amigos y conocidos que desean ayudar y/o desprenderse de las cosas que ya no usan de sus hijos chiquitos me siguen ofreciendo la bañaderita, ropa, el cambiador, etc. Lo hacen con tacto, pudorosamente, como no sabiendo cuál es la mejor manera para preguntarme si sigo aceptando cosas para Emilia, si estoy en stand-by o si directamente entré en etapa negación rotunda y plena, y rechazo llorando todo lo que venga en ese sentido.
Yo no sé cómo explicar la situación en la que me encuentro. Por un lado estoy positivamente segura de que no quiero llenar la casa de cosas de las que tal vez me tenga que desprender con sumo dolor; definitivamente no quiero tener que desmontar una habitación con ositos, cuna y carteles; no quiero un escenario que termine de destruirme el corazón en caso de que las cosas no salgan bien, y desde este punto de vista es que no estoy aceptando cosas grandes (léase bañaderita, cunas, cochecitos ni nada por el estilo). Pero, al mismo tiempo, Emilia está y es mi profundo deseo que siga estando, y creo que va a tener la fuerza, el impulso vital, el coraje y el apego a la vida suficientes como para lograrlo, así que también quiero actuar con la normalidad del que espera fervientemente a su bebé y empieza a disfrutar de su presencia por anticipado, juntando cositas que levanta en el aire para imaginar como le van a quedar.
Es basándome en esto último que decidí que le voy a pedir a mi suegra que teja como previsto un "porta- infant" color lavanda, porque quiero que actuemos en pos de ese día en el que la vamos a sacar del sanatorio para llevarla a casa. Y también voy a comprarle alguna ropita, porque no seremos materialistas pero quiero que mi chiquita tenga su ajuar. Porque quiero enfatizar que la estamos esperando y no negarla ni darme por vencida antes de tiempo.
En fin, esas son las dicotomías que dividen mis sensaciones últimamente.

viernes, 16 de mayo de 2014

"Un poco de normalidad"

Eso me pidió IC, con la voz entrecortada, antes de anoche.
"La panza está acá y crece redonda, divina. Disfrutemos esto, disfrutemos las putas tres horas diarias que podemos vernos, riámosnos... No sé, paremos un poco de hablar de médicos, operaciones, enfermedad y angustia, volvamos a ser un poco nosotros porque todavía falta mucho y no podemos seguir así", me tiró sin respirar, entre bocados de una cena que no nos pasaba por la garganta. Mi primer reacción fue, digamos, una mezcla entre la sorpresa, la ofensa y el enojo; me sentí un toque herida. Después procesé y entendí que no me pedía que no habláramos de Emilia, sino que me pedía que habláramos de lo hermosa que va a ser, de cuánto la vamos a disfrutar y amar, de lo suave que se mueve en su mundo de agua dulce. Pero también de cómo terminó el capítulo de Mad Men de ayer, o del pago de las expensas, o de la comida de los cobayos, o de la última novedad de la oficina.
Y sí, tiene razón: no tenemos que dejar de ocuparnos del tema, pero sí impedir que nos absorba por completo, que nos robe la alegría o que nos prive de vivir plenamente lo bueno que sí está pasando, a pesar de que -inevitablemente- el monotema va a ser nuestro decorado de fondo durante los meses que quedan.
Para cuando IC llegó anoche yo ya tenía todo esto más masticado y algo digerido, así que por suerte la cosa fluyó. Preparamos unos ricos fideos con brócoli, miramos tele y cerramos la noche llorando de risa por una imitación suya que me resultó hilarante. Fue tanto lo que me reí que tuve que correr al baño para que no se me escape una gota de pis (esto sí que no me pasaba antes).
Supongo que esta es la famosa montaña rusa de emociones de la que hablan todos los que ya estuvieron en nuestro lugar. 

jueves, 15 de mayo de 2014

Soy chota

Sí, me llegó el día de sentirme una persona de mierda, una amiga de mierda: ayer N. me escribió ni bien salió del scan fetal que todo salió perfecto, que espera un varón que está óptimo, y me invadió la alegría y el alivio por mi amiga y su bebé, pero también el dolor agudo y punzante de la envidia, el deseo frustro de estar en ese lugar de bienestar y felicidad despreocupada, y no inmersa en la nebulosa de dudas, hipótesis e indefiniciones en la que estoy nadando desde hace dos semanas.
Creo que el eje de esta sensación abrumadora y contradictoria viene del hecho de que el novio de N. tiene una malformación congénita en el corazón: lo tiene del lado derecho, y tiene un par de arterias que no se sabe bien para dónde van. O sea: tienen riesgo de tener un hijo con cardiopatía. No tanto como si fuera la madre la del problema, pero tienen. Por el contrario, nosotros no tenemos antecedentes, supuestamente no teníamos más chances que las que el azar nos quiso dar. Y acá estamos. Eso es lo que me desequilibró. Ni siquiera me atrevo a pensar que lo que quisiera es cambiar lugares porque NO, de ninguna manera quisiera que a ella le vaya mal, pero fue la única situación hasta ahora que me llevó a la inconducente pregunta de "¿Por qué a nosotros?". Dos minutos después me sentí asqueada. Asqueada y cansada de mí, de esa clase de pensamientos, de mi mezquindad, de la situación, del agotamiento de no haber transitado ni un día desde el 25 de abril sin haber llorado aunque más no sea un minuto.
Después me consolé pensando que es normal, que soy humana, que sería la madre Teresa de Calcuta si ni siquiera me atreviera a pensar en lo injusto que es todo. Porque sí, siento que esto es injusto, que estuvimos un montón de años intentando llegar hasta acá, que fueron muchas frustraciones y muchos meses vacíos, que hubo un bebé que no pudo seguir y que avanzamos aun con ese pequeño duelo mediante, que luego le pusimos el cuerpo, el alma y el bolsillo a un tratamiento que no funcionó y que finalmente cuando todo parecía terminar en el happy ending que creí que merecíamos, zas, nos cae este balde de cubitos encima.
Me sentí abrumada y abatida.
Por eso cuando salí de la oficina me fui a pasear. Caminé por ahí y compré una libretita monona para Emilia, para ir anotando todos sus turnos y sus doctores y sus teléfonos, y también para recordar todo lo que va pasando, con la esperanza de que algún día pueda leerlo a la distancia y esbozar una sonrisa amarga y aliviada. Y también me regalé mi primer momento de gorda embarazada: me fui a un lindo bar y pedí un cafe con leche mitad y mitad con una enorme porción de cheesecake rebosante de frutos del bosque que caían por doquier. Y así, entre cucharadas y emociones, volví lentamente a sentirme yo.

miércoles, 14 de mayo de 2014

El cirujano

Nos mostró un póster con formas de corazones normales y anormales y trató de explicarnos qué es lo que tiene Emilia haciendo un rejunte de problemas. "Es muy complejo, es muy serio, pero nosotros vamos a dar todo por ella", nos dijo, y eso es todo lo que necesitaba oír. Para él era una mala noticia tener que decirme que la iban a operar tres veces (la primera a los pocos días de nacida, la segunda a los cinco o seis meses y la tercera alrededor de los dos años y medio), pero en la realidad paralela en la que yo vivo desde que me enteré de su cardiopatía lo que escuché decir es: "lo vamos a intentar", "no todo está perdido", "no es una opción sentarnos de brazos cruzados a verla morir", y fue realmente un gran alivio sentir que alguien tan sereno sentado frente a nosotros sabe exactamente qué es lo que hay que hacer. Así que cuando salí del consultorio lloré como siempre que salimos de alguna consulta que concierne a mi luciérnaga, pero solo para aflojar tensiones, para relajar y sacar esos nervios y ese miedo que se me habían acumulado disimuladamente, esa preocupación frente a un potencial "no hay nada para hacer" que por suerte no oí. 
Después me fui a mi casa, me recosté sobre la cama, puse sobre mi panza la piedra de cuarzo rosado para el corazón que nos dio mi hermana y me dediqué, feliz, a ver como mi Emilia la pateaba hasta hacerla saltar.
Seguimos

lunes, 12 de mayo de 2014

Las coincidencias

Fue muy loco descubrirme googleando "Emilia", "Canciones para Emilia" y toparme con este tema tan hermoso, tan oportuno, tan adoptable.
Emilia, ya tenés tu canción ♥





miércoles, 7 de mayo de 2014

La frase y el ovillo que se desata

"Nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción". Leí esta frase dando vueltas por Facebook y me pareció increíblemente realista: no es que uno sea fuerte como una virtud propia, sino que las circunstancias nos empujan hacia adelante, nos obligan a avanzar, a limpiarnos las lágrimas y a seguir. Estos días Emilia se mueve más que nunca y me obliga a reírme, me obliga a hablarle y a contarle que acá afuera la estamos esperando con: un montón de amor, dos cobayos interesados, cientos de velitas prendidas, árboles y viento y sol, sonidos increíbles, una colchita suave que le tejí y tantas más cosas que le voy enumerando de a poco. Y le cuento que le estoy pintando un cuadrito de un caballero valiente que escala una pared para que sepa que nunca tiene que rendirse, y que si supiera dibujar de verdad lo habría creado y no calcado, y hubiera dibujado una doncella y no un varón, pero bueno, mamá tiene grandes limitaciones estéticas. Y le canto, y la pienso, y me imagino su corazón sanando de a poco.
Mientras tanto, afuera nuestro los círculos se van cerrando de manera increíble, y de pronto aparece la compañera de trabajo del marido de una amiga que te dice a través de esta larga cadena que su hija también pasó por esto y te brinda generosamente su celular y el del cirujano primero y del cirujano segundo y sentís que las puertas se abren y el ovillo se desata, y que todo esto no puede más que terminar bien.
Seguimos avanzando 

martes, 6 de mayo de 2014

Un fin de semana a puro asado y el lunes después

Hace ya tiempo habíamos quedado con mi amiga N. en encontrarnos en algún lugar de Córdoba para pasar juntos, con su novio + IC el fin de semana largo del 1º de mayo; terminamos reservando una cabaña muy linda en Los reartes, cerca de Villa General Belgrano. Después de depositada la seña vino todo lo que vino y estuvimos dudando acerca de si ir o no ir. Finalmente optamos por ir y pasarla lo mejor posible en vez de quedarnos en casa y darle la vuelta entera a nuestro nuevo monotema, y resultó que hicimos muy bien, porque pasamos unos días hermosos rodeados del afecto de nuestros amigos, sumidos en un paisaje insuperable, a puro asado (y Fernet, en el caso de IC), con caminatas por el río y, por supuesto, mucha lágrima, mucha charla, mucho abrazo. Después volvimos, y acá nos esperaba la realidad, con las malas noticias a las que últimamente nos tiene acostumbrados. A las 8.30 del lunes tuvimos una consulta en La Plata con un cardiólogo experto en ecocardiograma doppler fetal capo capísimo que con una cancha absoluta en 15 minutos vio lo que a otros les llevó 3 horas, y nos cantó la posta que nadie quería escuchar: sí, es un problema congénito muy grave, con alta tasa de mortalidad; no, no es genético, estos casos se dan uno en 10.000 ponele, y nosotros fuimos los ganadores de la lotería; se desconocen las estadísticas de la mortalidad en el vientre materno y demás frases que aun dichas con extrema calma y dulzura tuve que escuchar apretándome el pañuelito de papel contra los ojos. También dijo que en cardiología todo es quirúrgico, es decir, todo se puede operar. Quiere decir: no la van a dejar morir. Quiere decir: todo depende de la resistencia de mi Emilia, la pequeña y gran Emilia, la guerrerita, la luchadora.
El martes próximo tenemos una primera entrevista con un equipo de cardiólogos de cirujía infantil. Estamos en carrera 

miércoles, 30 de abril de 2014

Enfrentar

Ya pasó lo peor: la sorpresa, el baldazo de agua fría, el volcán de emociones, el miedo inaguantable. Ahora sigue el miedo, pero ya tamizado por la razón y, sobre todo, por la aceptación del nuevo escenario. Resistirse, luchar contra la idea de lo que nos está pasando no hace más que complicar las cosas, volver cada minuto más doloroso, y acá el tema es sufrir lo menos posible.
Emilia tiene tres problemas en el corazón. No entiendo los detalles ni las precisiones médicas, que me superan, solo sé que es una cardiopatía congénita grave. Pero está viva, y aparentemente va a estarlo hasta su nacimiento, porque todo lo demás está perfecto. Así que después de estos días que nos tomamos de licencia para llorar y hacer el duelo de nuestras fantasías nos estamos rearmando con toda la fuerza del mundo para pelearla hasta el final.
Emilia eligió venir a esta vida y resistir; no vamos a ser justamente nosotros quienes bajemos los brazos.

martes, 29 de abril de 2014

MIEDO

Me falta una hora para estar recostada en silencio en alguna camilla pulcra, observando un monitor que seguramente no me dirá nada, con sus explosiones de colores y palabras en inglés. Tengo terror de lo que voy a escuchar al final del estudio. Llevo un corazón impreso que encontré en un sitio de ayuda para padres de bebés con cardiopatías congénitas para que nos puedan explicar claramente qué tiene Emilia.
Estas 72 horas fueron de las más largas de mi vida; por momentos me invade la angustia, a veces me olvido y me río; en general trato de estar fuerte para mi Emilia, que se mueve como siempre, inquieta y ajena, en la panza. Le hablo, le canto, le rezo, le pido, le suplico.

lunes, 28 de abril de 2014

Sobrevivir al domingo

[Qué ingrata que soy con este blog: el impulso de escribir me viene siempre con la angustia y poco con la felicidad.]
Acá estamos, después de un fin de semana difícil. El sábado no tanto porque tuvimos miles de cosas que hacer con otra gente, así que no pudimos meternos para adentro y dedicarnos a procesar y a llorar y a hablar de lo que sentimos como sí lo hicimos el domingo, entrelazados cucharita en la cama, con un rollo de papel higiénico que bajamos en hora y media cuando se nos terminaron las carilinas. El domingo fue muy duro, de mucho llorar, de aceptar con mucho dolor que se nos vienen tiempos difíciles. Fue momento de secarnos mutuamente las lágrimas y de entender que vamos a tener que ser fuertes el uno para el otro y los dos para Emilia; que este lapso de llanto tiene que tener un tiempo acotado y que después hay que darle paz a esta gordita que todos me dicen que siente si sufro. Son momentos difíciles, de angustia, de dolor, de impotencia, de desasosiego, de desesperación. Pero también son momentos de amor, de mucho amor. Ayer le dije a IC que qué suerte que ya estábamos casados porque sino después de todo esto iba a querer casarme. Siento que somos uno y eso es muy bello, a pesar del dolor.

viernes, 25 de abril de 2014

Llorar de emoción, llorar de dolor

Pero siempre llorar.
Qué día hoy. Fui a la ecografía feliz y naïf, preocupada por si poroto se iba a dejar ver o no. Sí, se dejó y escuché, incrédula: "es una nena". Habemus porota, y todo podría ser algarabía y felicidad, pero no. Porota tiene un problema en el corazón y aquí estoy yo, pisando el límite que divide el derrumbe del estoicismo, haciendo esfuerzos por caminar erguida, por no desmoronarme, por no perder las esperanzas. Primero nos dijeron que no lograban distinguir las cuatro cavidades del corazón, lo cual es un problemón, ya que un corazón sin cavidades no va. Sacamos un turno lo más urgente posible para hacer el ecodoppler cardíaco que nos indicaron (martes próximo) y me fui a trabajar con la esperanza de obligarme a no llorar tanto como si estuviera en casa. El problema es que hace 10 años que trabajo en ese lugar y es casi como si fuera mi casa, así que no sirvió de mucho. En el medio, IC logró que en el centro médico donde él trabaja nos repitieran el estudio de urgencia, "pero tenés que venir YA". Fui, con el alma atravesada en la garganta. Esta vez el pronóstico fue mejor, pero sigue habiendo problema. Las cuatro cavidades están, pero dos están más chicas y dos están más grandes de lo que debieran.
Hay que investigar qué pasa, por qué la mitad del corazón no está creciendo como debe, cuál es el diagnóstico y cuál el pronóstico, qué hay que hacer, si es que algo se puede hacer.
La buena noticia es que, aparentemente, mientras la bebé esté en la panza va a estar bien.
Emilia, te lo suplico, sé fuerte.

jueves, 24 de abril de 2014

Mañana, el gran día

Ayer se cumplieron las 22 semanas, 5 meses de embarazo, arranco a cursar el sexto mes y yo acá, sigo que no lo puedo creer.
Mañana, si todo sale bien, vamos a saber el sexo del bebé (y un montón de otras cosas mucho más serias e importantes, pero bueno, así soy yo...). Necesito ponerle género de una vez a esta cosita dulce y remolona que duerme la mayor parte del tiempo, no aguanto más pensarla/o en términos indefinidos, hablarle en genérico, imaginar automáticamente un varón y después reprimirme porque capaz que es nena y yo acá, dale con poroto y bebecito y corazón de melón, pochoclo de mi vida, botón de amor, no se me cae un femenino jamás, ni por casualidad. Así que por las dudas haré caso a las señoras y llevaré en la cartera mi buen reservorio de dulce, mi kit de emergencias por si la ubicación no favorece, porque ellas dicen que después del dulce se mueven más. Aunque no sé, hasta ahora mucho no me funcionó: este bebé parece ser bastante indiferente a la comida, con excepción del jugo de naranja. Cuando tomo jugo de naranja, ahí sí, me convierto en el escenario mayor del Teatro Bolshoi.
Marche un Citric de naranja de medio, porlas.

lunes, 21 de abril de 2014

El viaje soñado

Cuatro días de ocio, seis mujeres reunidas para celebrar la amistad y la vida. El punto de encuentro fue en Río Negro. Yo llegué de BA, otra viajó desde Córdoba, otra fue desde Neuquén, una más de Bariloche y dos locales que nos recibieron con los brazos abiertos y nos hicieron pasar las mejores pascuas. Reeditamos la adolescencia y el pegoteo, "o todas o ninguna", con las ventajas de tener ahora celular y whatsapp: "¿Qué están haciendo?", "¿Dónde nos juntamos?", "¿Qué hacemos a la noche?", y los asados que se fueron sucediendo, y las charlas interminables, las risas, qué risas, dios mío, hasta llorar, y yo tan contenta de pensar que poroto estaba absorbiendo esa energía positiva, ese amor, ese toqueteo de panza de las tías que están lejos, qué felicidad. Y después, a la noche -nunca antes de las tres de la mañana-, bajo el plumón calentito, poroto y sus sesiones de patadas/masajes me hacían dormir entre sonrisas.
Y acá estamos de nuevo en la oficina, después de un viaje en micro que se atrasó más de dos horas y me hizo llegar, en vez de hora y media antes, como previsto, una hora y pico tarde. También estuvo el tránsito de locos, las colas para los taxis imposibles de gente, la caminata con el bolso-yunque hasta el colectivo y así y todo esta calma y esta felicidad tan presentes.

Tarde de mate en el río

viernes, 11 de abril de 2014

20 semanas

Cuando estaba buscando nombres para este blog, el primero que me vino a la mente fue Yerma: Yerma como me sentía, Yerma como la obra de García Lorca. Enseguida descarté la idea porque me pareció que era clavarme un gran gran estigma, y también porque a veces soy muy del pensamiento mágico y me agarró un temor medio irracional a convertir una situación *quizás* momentánea en una profecía autocumplida. Así que por estas y algunas otras razones -como por ejemplo el resistirme lo más posible al melodrama- me obligué a ir un poco más allá y a pensar en términos globales. Y resultó que buceando un poco en mis profundidades sentí que estaba promediando algunos círculos, recorriéndolos con la punta de un dedo índice delgado y meticuloso, a veces corriendo a ritmo atlético, a veces reptándolos como un caracol, pero en todos los casos llegando a la mitad. Así salió, entonces, el nombre que finalmente bautizó este proyectito que en pocos días más cumple un año. Será por todo este camino recorrido que me resulta tan pero tan simbólico encontrarme, un año después, promediando un nuevo círculo, uno del que me creía excluida: el círculo de la vida, de la maternidad, de los sueños, de la ilusión. 
Poroto y yo llegamos a la semana 20, a la mitad del recorrido. Me faltan 20 semanas más para zambullirme estilo "bombita" en el mundo de los pañales, de las mamaderas y de las caconas que desprecié con aires de superioridad durante muchos años y que luego envidié con tanta pena durante algunos otros; en secreto los primeros tiempos, aquellos que recuerdo con más dolor.
Acá estamos, con un milagro que me patea las entrañas y una sensación de amor, de gratitud, de sorpresa y de humildad infinitas.
¡Vamos por veinte más! 


lunes, 7 de abril de 2014

El peso

Estoy llegando a la mitad de la naranja; todo pasa tan rápido y tan lento que abruma. Hoy fui a la obstetra y me dijo que tengo que controlar el peso. En estas 20 semanas que se van a cumplir el miércoles engordé en total 4, 400 kg. No está mal, es lo que dicen los libros. Sin embargo, en mi caso, el detalle es que de esa cifra total 4 kilos los engordé en las últimas 6 semanas. O sea, todo junto. Yo me veo igual, pero con panza. Los pantalones me siguen entrando, eso sí: cuando me siento me aprietan el bebé y él patea en señal de protesta. Hemos tenido sesiones de 10 minutos de un pateadero infernal ahí adentro, y yo hago todo lo que se supone que tengo que hacer pero con la risa estampada en la cara. Lo amo.

viernes, 28 de marzo de 2014

La manta

Pensé que el entretenimiento me iba a durar meses. No sé por qué pensé algo así, era obvio que me iba a enganchar y que la iba a hacer en dos o tres fines de semana. Y más que mantita diría que es una manta para cuna, aunque no sé exactamente cuánto mide una cuna. Hay mucho por aprender... 
En fin, este es el resultado:

La mantita terminada

jueves, 27 de marzo de 2014

Lo raro

Es rara mi mente. De pronto estuve cuatro años esperando un embarazo que llegue a buen puerto; un buen día parece que lo logro y soy toda felicidad y euforia, temor y alegría, un avispero de emociones descontroladas. Va pasando el tiempo y me descubro totalmente inmersa en la situación con una normalidad que me asombra y que a veces me da ganas de cachetearme. Me sorprende estar tan habituada a esta situación como si fuera normal, como si no me hubiera costado un huevo llegar acá, como si no me hubieran marcado a fuego para siempre el miedo y la inseguridad de no saber si algún día este sueño dorado iba a poder ser realmente. A veces me siento ingrata y pienso que debería estar más concentrada en agradecer y valorar cada instante de este proceso. A veces siento que necesito soltar y avanzar.
 

viernes, 21 de marzo de 2014

10 años

Hace diez años IC me acompañaba a la parada de colectivos después de una noche de asado y mucha charla y en vez de despedirme me daba un beso que prolongó la conversación, café con leche mediante. Al otro día me dio las llaves de su casa, y yo pensé que qué bueno encontrar un loco como yo, con tantas ganas de amar. También pensé que o bien esta relación seguía para siempre o bien yo iba a terminar rota en mil millones de pedazos, pero por suerte parece que los dos seguimos con ganas de lo primero, así que por ahora permanezco enterita.
Y multiplicada 

viernes, 14 de marzo de 2014

El viaje

Entre sexto grado y quinto año viví siete años en una provincia del interior del país. Recuerdo esa etapa con mucha felicidad, no solo porque fue el primer período de estabilidad geográfica en mi vida, sino porque por primera vez habitaba en un lugar donde se podía jugar en la vereda. Nuestra casa tenía un patiecito con pasto, una parrilla y dos árboles, y solo eso ya marcó una diferencia enorme para todos nosotros, pero sobre todo para mi hermana y para mí: en el verano se abría la temporada de pelopincho y almuerzos bajo el duraznero, jugábamos a manguerearnos, nos tirábamos bombitas de agua, andábamos en patas. De ese patio también me acuerdo las noches hacia el final de mi estadía, cuando salíamos con mamá a fumarnos un puchito y a mirar las estrellas, siempre hablando de bueyes perdidos, tiradas en alguna reposera de playa.
Además de tantos hermosos recuerdos, de aquella época me llevé también muchas de mis más queridas amigas. Por suerte vinieron a estudiar a Buenos Aires como yo, así que tuvimos unos años extras, los mejores, de yapa. En el medio mi familia volvió a radicarse en Capital y a la larga allá en la provincia solo me quedaron ellas, que al terminar sus carrera, algunas antes, otras después, todas se fueron volviendo al pago. De esto hace una pila de años, como catorce, pero desde entonces seguimos manteniendo nuestra amistad como una bandera. Al principio sobrevivió a base de llamados telefónicos, mails y hasta cartas. Después llegaron el chat, los celulares y sus mensajes de texto, Skype, ahora Whatsapp y paradójicamente cada día vamos sintiéndonos más cerca, más cotidianas. En todos esos años yo fui millones de veces a verlas y ellas vinieron otras tantas. Nos caímos de sorpresa, nos mandamos encomiendas, hice trámites del título de alguna, me bancaron veranos enteros. A veces pasaron dos años sin que nos viéramos, pero jamás importó. Bastó que nos reencontremos para sentir que fue ayer, que somos hermanas, que siempre estuvimos y siempre estaremos.
Últimamente estuve pensando mucho en ellas, en cuánto las quiero y cuánto las extraño, más allá de que esa nostalgia ya se haya convertido en costumbre, y decidí ir a verlas para pascuas; sola, sin IC. Quiero tener mi ritual, el viajecito de despedida de la vida pre-bebé. Que me vean con panza, que charlemos, tomemos mate y riamos durante cuatro días. Como frutilla del postre, mi amiga N., la de Córdoba, que también es del grupete y también está embarazada, decidió lo mismo.
Así que va a ser un hermoso aquelarre, y yo no veo la hora de que llegue abril.

jueves, 13 de marzo de 2014

Unidas en la espera

Tengo una gran amiga, N., que hace un par de años apostó fuerte al amor y se fue a vivir a Córdoba, siguiendo un "guaso" que había conocido en un crucero un año antes. Esta misma amiga, pisciana romántica perdida, es la que casi diez años atrás sospechó que IC y yo estábamos "a punto caramelo" y -muy disimuladamente- organizó un encuentro que propició lo que todavía dura. Obviamente, 8 años más tarde sería nuestra emocionada testigo de casamiento. Con ella compartimos ciclos vitales, tuvimos epifanías en conjunto, descubrimos cuánto nos importaba el amor a pesar de habernos comido el papel de las "estudiantes universitarias-independientes-todo-me-chupa-un-huevo". En fin, la vida nos fue pasando más o menos por el mismo lado, y a pesar de que a veces yo tiendo al ostracismo o de que su concepto tan intenso de la amistad me agota un poco, nos sentimos bastante hermanadas.
La cuestión es que cuando estaba de vacaciones, transitando la décima semana de este sueño cumplido, un mensaje de whatsapp de N. me avisaba que tenía entre sus manos un evatest positivo y que quería que fuera yo la primera amiga en enterarse. Emoción, algarabía, ganas de abrazar el vacío y también un poco de celos por robarme protagonismo -porque sí, seamos honestas: en un algún lugar de mí hay un componente de mezquindad que domino a latigazos-, se sucedieron aceleradamente en una montaña rusa de emociones que después se calmó, cediéndole la escena a la alegría, a la complicidad, a la unión todavía mayor. Me afloraron ganas de explicarle todo lo poco que había ido aprendiendo en esas pequeñas semanitas, de tejerle una manta al término de la mía, de preguntarle cómo estába y qué sentía, y me alivió comprobar que la fiera del egoísmo había sido encerrada bajo siete llaves.
Mi amiga y yo nos llevamos exactamente 5 semanas, y estamos unidas en la espera

jueves, 6 de marzo de 2014

Todo lo que no sé

Voy enterándome de todo por partes. SUEÑO con una oficina de la embarazada donde uno pueda ir a buscar información respecto de todos los trámites, derechos, beneficios, autorizaciones, estudios, etc. etc. que incluye esta hermosa y -por mí- desconocida etapa. Pero no, no hay. Muchas mujeres tienen la suerte de que sea la obstetra la que las va guiando; la mía me encanta pero no me dice ni mú. Me encanta porque es muy suave y tranquila, pero ciertamente desde otra perspectiva también podría decirse que es un poco parca. Para nada te va a decir "A ver mami...", ni te va a contar que tenés que tramitar el alta para el Plan Materno Infantil, ni te va a decir que tenés que autorizar ciertas órdenes en la obra social, ni te va a contar que con el susodicho plan tenés derecho a unas buenas cremas gratuitas. No. De todas esas cosas te vas a enterar directamente en el mostrador de la clínica, o cuando llames para pedir un turno, o cuando te cuente una amiga, o cuando 10 minutos antes de realizarte el estudio tengas que pagarlo en efectivo porque la orden está mal autorizada (cosas que pasan).
Así que, attenti:
♥ Existe algo que se llama Plan Materno Infantil (PMI) que cubre el 100% de la atención integral del embarazo (lo cual incluye, por supuesto, toda medicación que la madre deba consumir durante la gestación). Aquí se pueden conocer en detalle todos los estudios, beneficios y alcances del programa.
♥ Cada obra social implementa de distinta manera el acceso a este plan. Algunas dan un carnet aparte, otras solo exigen que en las recetas y ordenes el obstetra indique que pertenecen al PMI. Lo que siempre hay que hacer es darse de alta. Por eso es importante llamar a la obra social al quedar embarazada para averiguar cómo hay que hacer para eso.
♥ Algunos estudios suponen una autorización por parte de la obra social. Esto nos lo avisa la institución en la que queramos sacar el turno, pero hay que llamar a la obra social para preguntar cómo es exactamente el tramite que tenemos que hacer (Parece una imbecilidad, pero juro que no lo es: en mi experiencia, nadie te dice todo completo y de corrido de una).
También sé que hay que hacer algún trámite en la ANSES, pero esas son palabras mayores.