miércoles, 30 de abril de 2014

Enfrentar

Ya pasó lo peor: la sorpresa, el baldazo de agua fría, el volcán de emociones, el miedo inaguantable. Ahora sigue el miedo, pero ya tamizado por la razón y, sobre todo, por la aceptación del nuevo escenario. Resistirse, luchar contra la idea de lo que nos está pasando no hace más que complicar las cosas, volver cada minuto más doloroso, y acá el tema es sufrir lo menos posible.
Emilia tiene tres problemas en el corazón. No entiendo los detalles ni las precisiones médicas, que me superan, solo sé que es una cardiopatía congénita grave. Pero está viva, y aparentemente va a estarlo hasta su nacimiento, porque todo lo demás está perfecto. Así que después de estos días que nos tomamos de licencia para llorar y hacer el duelo de nuestras fantasías nos estamos rearmando con toda la fuerza del mundo para pelearla hasta el final.
Emilia eligió venir a esta vida y resistir; no vamos a ser justamente nosotros quienes bajemos los brazos.

martes, 29 de abril de 2014

MIEDO

Me falta una hora para estar recostada en silencio en alguna camilla pulcra, observando un monitor que seguramente no me dirá nada, con sus explosiones de colores y palabras en inglés. Tengo terror de lo que voy a escuchar al final del estudio. Llevo un corazón impreso que encontré en un sitio de ayuda para padres de bebés con cardiopatías congénitas para que nos puedan explicar claramente qué tiene Emilia.
Estas 72 horas fueron de las más largas de mi vida; por momentos me invade la angustia, a veces me olvido y me río; en general trato de estar fuerte para mi Emilia, que se mueve como siempre, inquieta y ajena, en la panza. Le hablo, le canto, le rezo, le pido, le suplico.

lunes, 28 de abril de 2014

Sobrevivir al domingo

[Qué ingrata que soy con este blog: el impulso de escribir me viene siempre con la angustia y poco con la felicidad.]
Acá estamos, después de un fin de semana difícil. El sábado no tanto porque tuvimos miles de cosas que hacer con otra gente, así que no pudimos meternos para adentro y dedicarnos a procesar y a llorar y a hablar de lo que sentimos como sí lo hicimos el domingo, entrelazados cucharita en la cama, con un rollo de papel higiénico que bajamos en hora y media cuando se nos terminaron las carilinas. El domingo fue muy duro, de mucho llorar, de aceptar con mucho dolor que se nos vienen tiempos difíciles. Fue momento de secarnos mutuamente las lágrimas y de entender que vamos a tener que ser fuertes el uno para el otro y los dos para Emilia; que este lapso de llanto tiene que tener un tiempo acotado y que después hay que darle paz a esta gordita que todos me dicen que siente si sufro. Son momentos difíciles, de angustia, de dolor, de impotencia, de desasosiego, de desesperación. Pero también son momentos de amor, de mucho amor. Ayer le dije a IC que qué suerte que ya estábamos casados porque sino después de todo esto iba a querer casarme. Siento que somos uno y eso es muy bello, a pesar del dolor.

viernes, 25 de abril de 2014

Llorar de emoción, llorar de dolor

Pero siempre llorar.
Qué día hoy. Fui a la ecografía feliz y naïf, preocupada por si poroto se iba a dejar ver o no. Sí, se dejó y escuché, incrédula: "es una nena". Habemus porota, y todo podría ser algarabía y felicidad, pero no. Porota tiene un problema en el corazón y aquí estoy yo, pisando el límite que divide el derrumbe del estoicismo, haciendo esfuerzos por caminar erguida, por no desmoronarme, por no perder las esperanzas. Primero nos dijeron que no lograban distinguir las cuatro cavidades del corazón, lo cual es un problemón, ya que un corazón sin cavidades no va. Sacamos un turno lo más urgente posible para hacer el ecodoppler cardíaco que nos indicaron (martes próximo) y me fui a trabajar con la esperanza de obligarme a no llorar tanto como si estuviera en casa. El problema es que hace 10 años que trabajo en ese lugar y es casi como si fuera mi casa, así que no sirvió de mucho. En el medio, IC logró que en el centro médico donde él trabaja nos repitieran el estudio de urgencia, "pero tenés que venir YA". Fui, con el alma atravesada en la garganta. Esta vez el pronóstico fue mejor, pero sigue habiendo problema. Las cuatro cavidades están, pero dos están más chicas y dos están más grandes de lo que debieran.
Hay que investigar qué pasa, por qué la mitad del corazón no está creciendo como debe, cuál es el diagnóstico y cuál el pronóstico, qué hay que hacer, si es que algo se puede hacer.
La buena noticia es que, aparentemente, mientras la bebé esté en la panza va a estar bien.
Emilia, te lo suplico, sé fuerte.

jueves, 24 de abril de 2014

Mañana, el gran día

Ayer se cumplieron las 22 semanas, 5 meses de embarazo, arranco a cursar el sexto mes y yo acá, sigo que no lo puedo creer.
Mañana, si todo sale bien, vamos a saber el sexo del bebé (y un montón de otras cosas mucho más serias e importantes, pero bueno, así soy yo...). Necesito ponerle género de una vez a esta cosita dulce y remolona que duerme la mayor parte del tiempo, no aguanto más pensarla/o en términos indefinidos, hablarle en genérico, imaginar automáticamente un varón y después reprimirme porque capaz que es nena y yo acá, dale con poroto y bebecito y corazón de melón, pochoclo de mi vida, botón de amor, no se me cae un femenino jamás, ni por casualidad. Así que por las dudas haré caso a las señoras y llevaré en la cartera mi buen reservorio de dulce, mi kit de emergencias por si la ubicación no favorece, porque ellas dicen que después del dulce se mueven más. Aunque no sé, hasta ahora mucho no me funcionó: este bebé parece ser bastante indiferente a la comida, con excepción del jugo de naranja. Cuando tomo jugo de naranja, ahí sí, me convierto en el escenario mayor del Teatro Bolshoi.
Marche un Citric de naranja de medio, porlas.

lunes, 21 de abril de 2014

El viaje soñado

Cuatro días de ocio, seis mujeres reunidas para celebrar la amistad y la vida. El punto de encuentro fue en Río Negro. Yo llegué de BA, otra viajó desde Córdoba, otra fue desde Neuquén, una más de Bariloche y dos locales que nos recibieron con los brazos abiertos y nos hicieron pasar las mejores pascuas. Reeditamos la adolescencia y el pegoteo, "o todas o ninguna", con las ventajas de tener ahora celular y whatsapp: "¿Qué están haciendo?", "¿Dónde nos juntamos?", "¿Qué hacemos a la noche?", y los asados que se fueron sucediendo, y las charlas interminables, las risas, qué risas, dios mío, hasta llorar, y yo tan contenta de pensar que poroto estaba absorbiendo esa energía positiva, ese amor, ese toqueteo de panza de las tías que están lejos, qué felicidad. Y después, a la noche -nunca antes de las tres de la mañana-, bajo el plumón calentito, poroto y sus sesiones de patadas/masajes me hacían dormir entre sonrisas.
Y acá estamos de nuevo en la oficina, después de un viaje en micro que se atrasó más de dos horas y me hizo llegar, en vez de hora y media antes, como previsto, una hora y pico tarde. También estuvo el tránsito de locos, las colas para los taxis imposibles de gente, la caminata con el bolso-yunque hasta el colectivo y así y todo esta calma y esta felicidad tan presentes.

Tarde de mate en el río

viernes, 11 de abril de 2014

20 semanas

Cuando estaba buscando nombres para este blog, el primero que me vino a la mente fue Yerma: Yerma como me sentía, Yerma como la obra de García Lorca. Enseguida descarté la idea porque me pareció que era clavarme un gran gran estigma, y también porque a veces soy muy del pensamiento mágico y me agarró un temor medio irracional a convertir una situación *quizás* momentánea en una profecía autocumplida. Así que por estas y algunas otras razones -como por ejemplo el resistirme lo más posible al melodrama- me obligué a ir un poco más allá y a pensar en términos globales. Y resultó que buceando un poco en mis profundidades sentí que estaba promediando algunos círculos, recorriéndolos con la punta de un dedo índice delgado y meticuloso, a veces corriendo a ritmo atlético, a veces reptándolos como un caracol, pero en todos los casos llegando a la mitad. Así salió, entonces, el nombre que finalmente bautizó este proyectito que en pocos días más cumple un año. Será por todo este camino recorrido que me resulta tan pero tan simbólico encontrarme, un año después, promediando un nuevo círculo, uno del que me creía excluida: el círculo de la vida, de la maternidad, de los sueños, de la ilusión. 
Poroto y yo llegamos a la semana 20, a la mitad del recorrido. Me faltan 20 semanas más para zambullirme estilo "bombita" en el mundo de los pañales, de las mamaderas y de las caconas que desprecié con aires de superioridad durante muchos años y que luego envidié con tanta pena durante algunos otros; en secreto los primeros tiempos, aquellos que recuerdo con más dolor.
Acá estamos, con un milagro que me patea las entrañas y una sensación de amor, de gratitud, de sorpresa y de humildad infinitas.
¡Vamos por veinte más! 


lunes, 7 de abril de 2014

El peso

Estoy llegando a la mitad de la naranja; todo pasa tan rápido y tan lento que abruma. Hoy fui a la obstetra y me dijo que tengo que controlar el peso. En estas 20 semanas que se van a cumplir el miércoles engordé en total 4, 400 kg. No está mal, es lo que dicen los libros. Sin embargo, en mi caso, el detalle es que de esa cifra total 4 kilos los engordé en las últimas 6 semanas. O sea, todo junto. Yo me veo igual, pero con panza. Los pantalones me siguen entrando, eso sí: cuando me siento me aprietan el bebé y él patea en señal de protesta. Hemos tenido sesiones de 10 minutos de un pateadero infernal ahí adentro, y yo hago todo lo que se supone que tengo que hacer pero con la risa estampada en la cara. Lo amo.