jueves, 28 de mayo de 2015

El homeópata

Mi amiga N. me diseñó un combo de salvataje basado en su propia experiencia. Así fue como movió cielo y tierra para que su reikista cordobés -que también se iba de viaje por el finde largo- nos atienda a IC y a mí un sábado temprano por la mañana. No nos hizo reiki sino que habló con voz profunda y cálida sobre cuestiones ligadas a nuestros antepasados, de cargas que arrastramos, de Emilia y de energía. Yo, que soy escéptica pero no estúpida, sé que me conviene abrir un poco mi mente en este momento simplemente para sentirme mejor, así que dejé los prejuicios guardaditos acá en Buenos Aires y me permití disfrutar de un encuentro en el que, entre otras cosas, se me vaticinó un varón. Me sentí bien, salimos contentos, misión cumplida.
Pero N. también me conminó a hacer una cita con su homeópata, cordobés él, pero residente acá, en capital. Primero protesté bastante porque el médico en cuestión (cirujano, según constata su diploma) tiene unos honorarios envidiables, pero, como según mi amiga "vale cada peso", di vuelta los bolsillos y carteras en un día de paro bancario sin plata en los cajeros, y allá fui. Una hora cuarenta y cinco minutos después salí del consultorio impresionada. El medicamento que me recetó contempla ciertas características de personalidad y del cuerpo muy específicas (tan específicas que nunca se las comenté a nadie, como por ejemplo un rush entre los omóplatos que siempre me desconcertó), así como también describe mis posiciones de dormir, mi reacción frente a la lluvia y los truenos (amo), mi relación con la altura (vértigo), mi alimento preferido, y un largo etc. que, cuanto menos, me llama la atención. Pero lo que más me gustó fueron los diez minutos que charlamos de parados, mientras me acompañaba a la puerta. Ahí me dijo que esta es una experiencia más para vivir, que el criterio de "mejorar" es muy mental y que al cerebro hay que tenerle desconfianza. "¿Cómo se llama el producto de la mente? Pensamiento. Ojo con la mente". Que tengo que centrarme en lo mucho que tengo para agradecer, aunque parezca raro. Porque si bien mi experiencia fue muy dura, también es cierto que el tiempo es una categoría mental. Que lo que importa no es la linealidad del tiempo, en donde sí, podemos pensar que la vida de Emilia fue muy corta. Hay que centrarse en que ese tiempo que ella vivió, mucho o poco, fue pleno y feliz. "Qué importa cuánto, para qué queremos tanto. Cuántos ancianos vemos amargados, que uno se pregunta para qué quiere vivir así, mientras que a veces hay artistas que viven tal vez treinta años, pero en esos treinta años vivieron con una plenitud que a nosotros quizás nos lleve 80. El tiempo es un concepto de la mente, lo que importa es la energía". Y después hablamos de budismo y de Lao Tsé, y de otras cosas que ya no recuerdo. Y después me fui a la farmacia de la esquina a llevarme mi preparado en un frasquito de vidrio marrón, y me volví a mi casa, tan metida en el recuerdo de la experiencia que la hora de viaje se me convirtió en nada. Teletransportación.
Hoy me levanté completamente calma, y tomé mi primera dosis. No sé si el remedio me hará algo o no, pero el homeópata definitivamente sí.
Hoy se cumplen cuatro meses de que mi hija se convirtió en luz, y es la primera vez que puedo transitar un 28 sin angustia. Gracias, doc. Gracias, N.

Cuatro meses

"Yooo soy la pulga que sopapea a todas las pulgas! Que vengan en filita nomás, pero que vengan de a una que si no me asusto", te decía yo, teniéndote sentada frente a mí, y vos te reías pícara, como si entendieras. Esa sos vos, Emilia, mi princesa, mi chiquitina, mi porotita; la que daba besos sin ruido a los cinco meses; la que se arrastraba por la cama, quejándose por el esfuerzo de un intento de gateo demasiado precoz, a los tres, y le pegaba grandes bollos al gimnasio al mes. Sos la que saltaba incansable, aun con medio corazón. Sos mi sueño, sos mi ejemplo.
Cuatro meses sin vos, mi todo.
Lo siento. Perdón. Gracias. Te amo.
Te extraño, siempre.
Mamá

martes, 26 de mayo de 2015

El amor sana

Conocí a F., el pequeño cordobés hijo de mi amiga N. y tal como quería creer que iba a suceder, se me pasó todo. La comparación, la mezquindad en ciernes, la envidia posible, todos esos fantasmas que me torturaban hacía meses desaparecieron con su risa de delfín y sus ojos chinos. Recibí más amor seguramente del que di, y sané un poco más. Recordamos a Emilia, vimos fotos, algunos videos, nos emocionamos, tomamos mate con criollos y hablamos de su bebé en camino, de la vida, de la muerte. Me dio a su hijo y lo sentí mi sobrino.
Pasé un fin de semana sumergida en amor, amistad y fraternidad, y volví renovada.
Anoche, desde el micro que me traía de vuelta a esta lluviosa Buenos Aires, le pedí que me agregue nuevamente al grupo de whatsapp.
Siento que avancé algunos casilleros, pero por sobre todo, disfruté.
Emilia, por supuesto, estuvo ahí, siempre ♥

viernes, 22 de mayo de 2015

Síntesis

Fui a mi obstetra/ginecóloga esta mañana y le llevé mis estudios de rutina: podemos tildar el casillero de chapa y pintura en ese sentido (Tita Merello me daría una cocarda). Ahora bien, en esta oportunidad íbamos a avanzar sobre el tema "ciclos con clomifeno", peeero me lo pospuso. Dice que hay riesgos de embarazo múltiple y que todavía es muy reciente la cesárea. Yo sonrío frente a su optimismo y acepto, qué más puedo hacer. Igual tengo turno con médico de fertilidad nuevo para el 12 de junio, así que no desespero. Mientras tanto, me dio receta para una ristra de estudios hormonales que van a ayudar a ver dónde estamos parados.
En el interin seguí haciendo pis sobre palitos, y la conclusión es que ovulo tarde. MUY TARDE. Tanto, que no tengo idea cómo logramos que quede embarazada dos veces, jamás le embocamos más que de casualidad. Misterio.
Y llegó el día de viajar a Córdoba! Mi amiga N. está igual de feliz, ansiosa y asustada que yo, así que llevo unos tres paquetes de pañuelitos descartables en la cartera, para empezar. Todo esto si no pierdo el micro, porque los horarios que manejamos hoy son un poco jugados.
En otro orden de cosas, ayer se cumplieron 9 meses desde que nació Emilia ♥
Nunca jamás voy a volver a ser la misma.

jueves, 14 de mayo de 2015

Las raras vueltas de mi mente

Después de la bajada de presión inicial al enterarme del embarazo de N. y de la subsiguiente normalización de mis emociones, todavía restaba por verse cómo iba a seguir la cosa adentro mío con el correr de las horas.
Bueno, parece que todo marcha en un sentido completamente inesperado por mí: me siento aliviada. Me siento contenta por ella. Me siento tranquila.
Creo que tiene que ver con que N., nuestros hijos y yo formábamos en mi mente un cuarteto en el que la ausencia de Emilia se sentía horrores. Con su partida nos convertimos en un trío maltrecho, en un cuarteto que tenía por miembro un angelito, un pedazo de luz, un soplo de viento. Ahora, con el nuevo embarazo de N. esa figura vuelve a modificarse y algo en eso me alivió. No sé qué. Son puras conjeturas.
También su embarazo me llevó a sentir (pensar lo pensé siempre) que este no es mi momento de búsqueda de un bebé, es mi momento de duelo por la hermosísima bebé que tuve y que perdí. Por supuesto que sería mega-archi-recontra-remil feliz si quedara embarazada nuevamente, no es que me hago la superada, por supuesto que voy a seguir haciendo pis en el palito y buscando y decepcionándome si no lo logro, pero lo que quiero decir es que tengo mi alma, mi mente y mi corazón puestos en elaborar, procesar y aceptar todo lo que nos pasó con Emilia, y que si yo no me sintiera presionada por los 39 años que me picotean la cabeza cada mañana, digamos por ejemplo, si yo tuviera 30, seguramente no estaríamos buscando ahora. Y por alguna extraña razón, este atadito de reflexiones inconexas me trajo mucha paz.
Hola paz, bienvenida. Quedate un rato ♥

martes, 12 de mayo de 2015

Viajar a Córdoba. Update

Mi amiga N. me escribe esta mañana que me tiene que contar algo. Le cuesta hacerlo, porque sabe que estamos en la búsqueda, pero soy su hermana de la vida y me lo tiene que contar: está embarazada.
Sorpresa. Mezcla de emociones. Primero, para ser sincera, me bajó la presión. Tuve un asomo de celos. Porque sí, por mi historia entera, por la de tantas mujeres, porque fue sorpresa, se cuidaron mal después de F. y acá están: atraso de cinco días, pis en el palito, evatest, beta positiva. Imposible que no me de envidia.
Pero después vino mi amor por ella. Su generosidad conmigo: me presentó al hombre de mi vida. Estuvo para mí cada vez que lo necesité, incluso cuando para estar tuvo que dejar lo más preciado de su vida. En fin, nada, que la quiero. Que me alegro, aunque sea con una mueca de dolor en el fondo del corazón. Que voy a ser tía de nuevo. Que triunfa la vida, aunque no sea mía ♥

Viajar a Córdoba

Fue como un impulso salido de la nada: de pronto, quise tremendamente viajar a Córdoba e ir a ver a N. No sé si estoy o no preparada para conocer a su hijo F., el que tiene 15 días menos que Emilia, el que me la recuerda en cada foto por esa inevitable comparación: "Mirá, Emilia ya se sentaría", "Oh, qué grande está F., Emilia ya estaría así"... Va a ser un encuentro muy fuerte por muchas razones, pero quise hacerlo. Ella dejó a su bebé de cuatro meses y medio sin dudarlo ni un segundo cuando hizo falta para venir a darnos un abrazo, a asegurarse de que comiéramos bien, durmiéramos algo, en fin, para acompañarnos. Sé que ella desea que lo conozcamos y le quise dar ese regalo. No sé por qué, me salió del fondo del corazón.
La misma noche que saqué los pasajes soñé que veía a F. y era igual a Emilia, pero versión varón, y yo pensaba "Miraaa, tiene los mismos ojos de Emilia, qué loco". No, por suerte nada que ver, los ojos de F. son oscuros y achinados, es un muchachín grandote y morrudito y físicamente no me la recuerda en nada, salvo por la edad: esos 15 días que ahora se interponen entre la vida y la muerte, y ya no significan nada. Es un trance que quiero pasar, una valla que quiero saltar. Tal vez después pueda volver al grupo de WP.
Tal vez sea la forma de seguir dándome cuenta de que ningún bebé del mundo es ella.

martes, 5 de mayo de 2015

Y al final, salí del grupo

El día que se cumplían tres meses de la partida de Emilia miré el celular y habían 101 mensajes del grupo de Whatsapp. Todavía media dormida empecé a seguir el hilo de la conversación que había tenido lugar la noche anterior: S. (la que recientemente fue mamá) se desahogaba de sus problemas de sueño, alimentación, teta, falta de tiempo libre para poder siquiera cocinar, beba que quiere upa todo el tiempo, etc.; el resto que ya tiene sus hijos daba consejos, opinaba; N., cuyo bebé 15 días menor que Emilia todavía no duerme de corrido se quejaba de sueño, etc. Y así todo. Yo iba y venía con el celular, leyendo y leyendo hasta que me di cuenta de que necesitaba sentarme. Lo hice, sobre el costado de la bañadera; me miré la cicatriz de la cesárea. Se me llenaron los ojos de lágrimas y decidí salir.
No puedo culparlas, la vida sigue; la que no sigue soy yo. O sigo, pero distinta. Estuve en el lugar en el que está S. ahora, y tuve las mismas dudas, las mismas preocupaciones, pero ahora me toca pararme en una vereda desde la cual sus problemas se ven como el paraíso.
Les expliqué en un breve mensaje cuánto las quiero, cuánto me hacen reír, cuánto me apoyaron todo este tiempo, pero también la delicada situación emocional en la que me encuentro, mi deseo de que puedan hablar de lo que tengan ganas, pero también de resguardarme, y les dije que en cualquier momento vuelvo. Y chau picho, me salí.
Igual, las extraño ♥

lunes, 4 de mayo de 2015

El llamado

Promediaba la tarde del jueves y ya estaba pensando en el fin de semana largo, cuando de pronto llamaron a mi celular desde un número desconocido. La conversación que siguió fue más o menos esta: 
- "Hola, ¿con la mamá de Emilia? 
- "Sssi...", balbuceé extrañada. 
- "¿Qué tal, cómo estás? Te hablo de Instituto Cardiovascular Infantil [donde le hacíamos los controles], llamaba para saber cómo está Emilia, cuál es su estado general, porque estamos programando su operación y...
SORPRESA. DOLOR. IRRITACIÓN. LLANTO. En ese orden, o todo junto, no sé.
- "Mirá, su cardióloga es la Dra. Fulana de tal y ella debería haberles informado que mi hija falleció hace exactamente tres meses y un día, luego, justamente, de una larguísima operación. ASÍ QUE NO ENTIENDO BIEN CÓMO ES QUE ESTÁN PLANIFICANDO NADA -Todo esto, por supuesto, llorando acongojada, tanto que ni sé cómo hizo esa chica para entenderme.
Un millón de disculpas. Me preguntó si la habían operado en el Anchorena. Le dije que sí. Más disculpas, qué se yo, corté. Me quedé temblando un rato. 
Qué locura. 

Las gaviotas vienen volando

Hay veces en las que las buenas noticias ajenas nos resultan hirientes, provocativas, dolorosas y todo se vuelve una nube gris y deslucida.
En cambio hay otras veces, las mejores, en las que las buenas noticias ajenas se sienten como propias, como victorias compartidas, alegrías que se duplican, se llaman unas a otras, se van desplegando como la soga de pañuelitos de colores que algún mago diestro saca por metros de su minúsculo bolsillo. La buena noticia es que la dulce Amapola ve venir a sus gaviotas volando suavecito hacia ella y su compañero de aventuras. Y se siente como un "YES, WE CAN" pero autóctono, bien de acá, como el mate, el tango, el dulce de leche y la legión de luchadoras que todos los días nos cantamos mentalmente este estribillo que hoy le dedico especialmente: "Vamos a punguearle a esta vida amarreta un ramo de sueños".
Suerte querida Amapola, lo mejor está por venir ♥