lunes, 30 de septiembre de 2013

Lo inesperado

A los ignorantes como yo, el puerto de San Clemente del Tuyú, más que puerto, nos parece un amarradero. Nunca antes había estado ahí, así que le hice seguir a IC las flechas que indicaban "Puerto para allá", "Ahora para acá", "Después para allá", "Ahora dobla acá" y "Listo, llegaste", con mucha ansiedad por conocer el lugar. Atrás, mi suegra y la madrina de IC, con quienes viajamos el fin de semana a la costa para despedir las cenizas de mi suegro. Llovía a cántaros y fue un poco una decepción ver que de puerto no tenía más que un par barquitos pesqueros de morondanga. Lo que salvó el mediodía brumoso de la total tristeza fue que, al igual que en los demás "puertos" que conozco, aunque a menos escala, habían algunos restaurantes especializados en pescados. Nos metimos en uno cruzando los dedos y nos atendió un mozo un poco fanfarrón que nos prometió que probaríamos los platos más ricos que la ría nos pudiera brindar. Lo cierto es que comimos la picada de mar MÁS RICA de mi vida, así que ahora no sé si es mozo era fanfarrón o simplemente sincero.
Entre cornalitos, chipirones y vino blanco brindamos a la memoria de J., y también por los círculos que se cierran, que siempre permiten que otros nuevos se abran.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las cosas que hacemos mejor de a dos

Ayer tuve un día muy largo, de esos que arrancan a las 8 de la mañana y no paran hasta las 10 de la noche; todo ese tiempo fuera de mi casa me resulta mucho tiempo, pero lo bueno del día es que:
1) lo arranqué haciéndome un estudio que necesito para el camino de la reproducción
2) lo terminé en un taller de ilustración copado que estoy haciendo, en el que la consigna es crear un mundo, un mundo completo con sus propias leyes, su lógica de funcionamiento interno, su flora, su fauna, sus habitantes, etc. Es un espacio un poco extraño para mí, en el que me siento bastante sapo de otro pozo: la mayoría de las compañeras son diseñadoras gráficas, gente más vinculada a la expresión artística plástica o simplemente de mente más creativa que la mía (a la vista de los resultados). A mí todo me cuesta más, me siento lenta, soy como un perro batata en una carrera de galgos. Pero igual, vaya uno a saber por qué, me gusta. Como no había ido a la última clase, el fin de semana pasado me encontré con la faraónica consigna de inventar por mi cuenta 30 animales, que debían corresponderse con 10 niveles de una jerarquía igualmente inventada, 3 animales por nivel, para la clase siguiente. Medio paralizada, busqué la forma de superar mis limitaciones: la clave estaba en IC. "Te tengo que pedir un favor: necesito que me ayudes a pensar mi mundo", tiré el domingo a la noche mientras cocinábamos. Dos minutos después, copa de vino mediante, le estaba contando lo que tenía en mente. Tres minutos más tarde, él desplegaba su bagaje de conocimiento documental (gracias, National Geographic) y lo ponía al servicio de este nuevo mundo, que fuimos inventando entre los dos. No llegamos a los 30 animales, pero avanzamos en el proyecto, tomamos decisiones fundamentales, armamos una lógica sólida y salió algo bastante bueno. 
En un momento me abstraje de la situación y vi a IC como en una película, en cámara lenta, revolviendo la olla, contándome cómo se hidratan los anfibios en las zonas del mundo que planificamos con baja gravedad, y pensé que realmente somos un buen equipo.

martes, 24 de septiembre de 2013

La primera entrevista

La primera entrevista en un centro de fertilidad y yo todavía no puedo conectarme ni con el lugar ni con la situación. Me doy cuenta de que sigo incrédula, en etapa de negación: no puede ser que esto no suceda de manera natural, no puede ser que sea una más del montón de parejas que pueblan esta sala de espera futurista y transparente. Sí, de hecho lo es, y estoy ahí, físicamente, pero me muevo con incomodidad entre las butacas Bauhaus y esos pares de ojos que acuerdan tácitamente no mirarse. Trato de no mirar yo también, pero me da curiosidad ver los rostros de los otros.
La médica, simpática. Me distraen un poco sus dientes postizos frontales, muy perfectos en comparación con el resto de las piezas. La mente se me fuga por la ventana que tiene detrás, por donde veo dos obreros trabajar en la terraza de la casa de enfrente. Escucho que IC cuenta su parte, entusiasta, ¿tenso? La doc nos muestra en una pantalla cómo se mete una jeringa adentro de un óvulo y yo, incómoda, solo veo la resistencia del óvulo, el espermatozoide que avanza, retrocede, y finalmente es lanzado al interior de una célula que se resigna a aceptarlo. La magia de la tecnología puesta al servicio del milagro de la vida.
Nos mira los estudios, nos explica opciones, nos pide algunos estudios complementarios que van a ayudar a decidir el tratamiento más adecuado. Pros y contras de baja y alta complejidad. La médica se pone a nuestra disposición, me da su número de celular y nos saluda cálidamente en el marco de la puerta.
Una vez en la vereda, IC me confiesa que estaba nervioso antes de la entrevista. Me da ternura que me lo diga; le sonrío grande y me le abrojo un poco.
Estoy emocionalmente suspendida, creo.

martes, 17 de septiembre de 2013

La tristeza

Cuando me agarra la tristeza los ojos se me ponen para abajo, como cuando tengo fiebre pero sin rojo; se caen, pierden vida y no parecen tener nada importante que decir.
Cuando me agarra la tristeza todo lo que pienso me da ganas de llorar; yo inclusive, que me doy pena.
Cuando me agarra la tristeza me siento niña y desprotegida, y pierdo mi natural optimismo.
No me pasa muy seguido, pero qué feo cuando pasa.
Es como si me lloviera adentro.

viernes, 13 de septiembre de 2013

La cama nueva

Hoy llegó la cama nueva. La primera que compramos en conjunto con IC y la primera que compramos en nuestras vidas por separado también. Hasta ahora subsistimos durmiendo en un colchón que nos regalaron mis suegros hace como nueve años -cuando decidimos jugarnos por la convivencia, a los 10 meses de conocernos-, apoyado sobre la base de un fouton abierto, que -esa sí-  fue mi primera adquisición vinculada al descanso (a menos que consideremos la bolsa de dormir como la primera, en cuyo caso el fouton pasaría a la cola). Como es sabido, un fouton está diseñado para armarse y desarmarse, por lo que es flexible y móvil, al estar dividido al medio: la "parrilla" sobre la que se apoya el colchón está compuesta por dos partes que se unen con tornillos y eso es lo que se sube y se baja formando el sillón, forma en que lo usé durante el tiempo que viví sola y durante los primeros meses en la casa de IC también: de día sillón; de noche, cama. Al cabo del tiempo, es inevitable que el mecanismo se estropee e igualmente inevitable resulta que cuando uno se sienta de un lado para, ponele, ponerse las zapatillas, haga "QUIQUI"; pero un "QUIQUI" grave, no así de simpático como se lee escrito, sino como uno dicho por un ogro, molesto y buchón. En el silencio de la noche, darse vuelta también era un tema, dependiendo del lugar sobre el que estuviera apoyado el compañero; todo esto para no hablar de las escenas de la vida pasional, porque uno está tan concentrado en otra cosa que no presta atención a los ruidos, pero imagino que debían constituir una pieza de orquesta bastante delatora.
En el medio, armamos un hogar que más o menos nos representara en el espacio que los -intocables- muebles de la nonna nos dejaban; luego, nos mudamos a una casa que triplicaba el tamaño de la anterior y la fuimos armando de a poco, pero -inexplicablemente- mudamos la "cama" con nosotros. Supongo que lo hicimos, fundamentalmente, por un tema económico y luego, pasada la primera época de austeridad y de otras prioridades, lo mantuvimos así por la costumbre, por esa cosa del statu quo; no sé, no se nos ocurrió o no pudimos o no quisimos cambiar nuestra cama hasta ahora. Y la verdad que nunca me había puesto a pensar en la dimensión simbólica que conlleva esto, en todo lo que representa, y en lo raro que es que hasta ahora no nos hayamos comprado una. Siempre lo analicé en términos prácticos, económicos, de vagancia, de cuelgue, etc., pero recién ahora que finalmente lo hicimos y compramos el fundamento de nuestros sueños en la medida, el color, la textura y los resortes que quisimos, me doy cuenta de la cabal importancia de haber vivido todo este tiempo en una cama ensamblada con algo mío adaptado a algo elegido por mis suegros.
Sin intenciones de ser malagradecida ni darle más vueltas a algo que -creo- no reviste tanta importancia, me asombra un poco que hayamos pasado tanto tiempo de esta manera y me alegro MUCHO de poder inaugurar esta nueva etapa que siento que estamos comenzando con nuevos sueños y mucho amor, todos ellos generados en esta cama nueva, nuestra, elegida, catada y paladeada íntegramente por nosotros ♥

martes, 10 de septiembre de 2013

El camino de la fertilidad

Todavía no empecé ningún tratamiento y ya voy juntando miedos.
Tengo miedo:
* a obsesionarme con el tema y que pase a constituir el eje de mi vida
* a vivir pendiente de tomas de remedio, pinchazos, ecografías y visitas al médico
* a desilusionarme. Miedo a construir expectativas desmedidas, como suelen ser las mías, y verlas rotas
* a la medicación, a las hormonas, a los efectos que ese cocktail pueda tener en mi organismo
* a sentir dolor, físico y moral, pero sobre todo físico
* a los nervios que presiento están por venir, cuyo cosquilleo eléctrico ya reconozco
* a que se convierta en mi monotema
En fin, miedos, un montón. Y también dos turnos con sendos centros de fertilidad a ver qué pasa.


viernes, 6 de septiembre de 2013

Lo que viene

Tuve el ansiado turno con mi médico. Revisó todos mis estudios, los de mi marido, y ahora sí puedo decir que fuimos oficialmente derivados a fertilización asistida, con todo lo bueno y todo lo malo que hay encerrado en eso!
Más allá de todo, para mí es una buena noticia, porque cierra un ciclo de tres años de incertidumbre. Es cierto que no sé si soy del todo consciente del camino que se me abre por delante, y tal vez sea la inconsciencia de la ignorancia lo que me pone contenta, pero la realidad es que es la única opción que tenemos, así que tampoco tiene sentido darle mucha vuelta.
Estoy optimista porque la sensación es de avance, de arranque, de futuro promisorio, de opciones por venir y lo demás lo iré resolviendo sobre la marcha, como fui haciendo con todo lo que nos ocurrió en este proceso.
Siento que finalmente tomé esa decisión que venía postergando y eso es un gran alivio.
Los cómo, dónde, cuándo y resultados lo iremos viendo sobre la marcha.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo

La tranquilidad de los padres pasa por saber bien a sus hijos; la de los hijos, por saber bien a sus padres. Es como un círculo mágico de constitución dudosa: preocupación, altruismo, narcisismo y afecto, en parte más o menos equilibradas. Mi papá quiere darme todo lo que tiene para quedarse tranquilo; yo quiero que se quede con todo lo que tiene para quedarme tranquila. No podemos así. Él se enoja porque no acepto su ofrecimiento y trato de hacerle entender que, al igual que él, yo también me preocupo por su futuro y que necesito saber que, llegado el caso, tiene recursos con los que contar. Él me dice que no se puede rechazar un regalo y yo le digo, entonces: muchas gracias, te regalo mi regalo. Y así seguimos por un buen rato, mientras nos tomamos el café.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La empatía

Por fin pude hablar con alguien que pasó por la pérdida de un embarazo. Es la primera vez que puedo compartir la vivencia en primera persona con alguien que pasó por la misma "experiencia" (peor, en realidad, porque no perdió uno, sino dos embarazos) y qué alivio, qué alivio enorme poder reírse con alguien que te entiende y armar el top five de las frases hechas:
1) "la naturaleza es sabia",
2) "si tiene que ser será y si no, por algo es",
3) "cuando te relajes vas a quedar" ("a fulanita le pasó, cuando se dio por vencida se embarazó"),
4) "¿probaste con reiki?",
5) La más cruel de todas: "¿no será que en el fondo no querés?"
Es taaaan larga la lista de boludeces que hay que escuchar y dejar pasar, que esta lista queda corta; en el fondo, qué importa lo que dicen los demás, si uno está tan concentrado en su propio dolor, lidiando con la decepción... pero, vamos, ¡que igual molesta!
Para mí toda esta historia quedó en el terreno de lo anecdótico, lo pienso y no me duele, fue tan en el pasado que no hiere, no genera sentimientos ya, pero igual estuvo bueno poder hablarlo con alguien que siente empatía con uno, que comprende, que sabe cómo es pasar por eso y sabe cómo se comportan los demás, que son un tema extra con el que lidiar.
Además estuvo lindo el asado, el reencuentro y, por sobre todo, la buena noticia de que la tercera es la vencida!