jueves, 9 de octubre de 2014

Los cólicos, la ambigüedad

Emilia tiene cólicos y llora profunda y horrorosamente. Durante su primer ataque terminamos llorando los tres (nosotros dos más discretamente, por suerte). Ahora solo lagrimeo yo una vez que pasó el caos -que puede durar una, dos, tres horas-, para hacer la descarga de la tensión y la angustia que esta situación me provoca. Pero los cólicos no se reducen al ataque agudo, con su llanto ininterrumpido hasta ponerse morada, sino que durante todo el día se va gestando el apocalipsis que estalla a la noche, por lo que está incómoda, inquieta, llorona y más demandante durante el resto del día, cosa que me agota bastante.
Y sí, llegó el día en que me quejo de las cosas que antes añoraba, porque sí, así es el ser humano: ingrato por naturaleza. Por otro lado a veces siento que toda esta normalidad de los cólicos, de si hace caca, de cuánto come, etc, me seduce y me sumerge en un ámbito de normalidad que no nos pertenece, que es una ficción. Nosotros todavía tenemos un gran problema a enfrentar y dos o tres operaciones por delante. A veces me olvido, y cuándo lo recuerdo me angustio.

5 comentarios:

  1. Mucho ánimo... la normalidad, a veces, es necesaria para que el corazón descanse. Y quejarse forma parte de ella! Ya vendrán los días de las preocupaciones (esperemos que no sean muchos y que se pasen rápido).
    Mientras, te mando un beso enorme y otro para nuestra Emilia, la leona... :-)

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  2. Ánimo, lo de los cólicos es lo peor de esta etapa. Hasta que un día desaparecen y ni sabes cuando fue.
    Un gran abrazo transatlántico para las dos

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  3. Es más que justificada la queja, en todo sentido!
    Paciencia con los cólicos, te juro que pasan! Y exitos con todo lo otro!
    Beso

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  4. Adueñate de la normalidad desesperante de los cólicos, ya vas a tener tiempo para preocuparte por todo lo otro, dale? Y van a ser preocupaciones cortitas, estoy segura!!

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  5. la normalidad es necesaria y los colicos pasan.

    beso grande!

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