Caminamos como locos por las frías calles de Berlín. Ni el silencio, ni el orden, ni la belleza circundante de los parques y callecitas logran hacernos olvidar a nuestra pequeña Emilia, "la pulga que sopapea a todas las pulgas", como solía decirle yo, haciéndola reír. Su recuerdo es dolor por la ausencia, pero cada día aceptamos más. Bueno tal vez no es correcto usar el plural en este caso: yo acepto cada día más, IC está en una fase de odiar la vida por considerarla injusta; él siente que la vida te da para después quitarte. Yo pienso que Emilia vino como vino, con un corazoncito muy complicado y que nuestro milagro fue haber podido vivir con ella unos cinco meses increíbles, sin que se le revelara ni un solo síntoma. Esa fue la bendición, que nosotros tomamos como normalidad.
Hoy se cumplen dos semanas de su partida y siento que no voy a poder superar jamás mi animadversión hacia los miércoles.
Estos días pasó algo particular: cada día que salimos a caminar encontramos un corazón rojo de papel metalizado tirado en el suelo. Me causó sorpresa cuando me topé con el primero, porque recordé que ya me había pasado de encontrar uno una vez, en Buenos Aires, el día que nos casamos. Lo puse en la heladera agarrado con un imán. Desde que llegamos a Berlín encontramos un corazón por día, el primero lo vi yo, el segundo IC, el de ayer nuevamente yo.
Imposible no tentarse y pensar que nos los va mandando Emilia, mi corazón de algodón, mi pompón de cielo.
Gracias por escribir y compartir esos corazones que te envía Emilia con el mundo. Seguro que los envía ella.
ResponderBorrarYo quiero creer que sí :) Besos Amapola
BorrarCómo os admiro, coincido con tu idea. Los hijos no son un derecho, son un regalo.
ResponderBorrarUn hermoso regalo. Jamás hay que darlos por sentado. Besos Lola!
BorrarGracias por compartir estos momentos. Les sigo abrazando allá donde estén, muy fuerte.
ResponderBorrarGracias, recibido! ;)
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ResponderBorrarGracias por compartir estos momentos con nosotros. No me canso de admirar tu entereza. Un abrazo fuerte fuerte, de los que llegan aunque estés lejos.
ResponderBorrarAbrazo de osa para vos
BorrarNo encuentro qué decirte, estos días pienso mucho en ustedes, les mando un abrazote!!
ResponderBorrarGracias Irene, un gran abrazo!
BorrarAl leerte me doy cuenta que no sé qué día de la semana partió mi hijo... Que fue un dos, sí, y el mes... Con los años me pasó de amar todo lo suyo, hasta ese día en que se fue... como un regalo que se va revelando en el tiempo...
ResponderBorrarA su padre y a mi, él nos dejaba delfines, tal como Emilia les deja corazones, señalándonos la existencia de una realidad más amplia...
Gracias por escribir.
Me dio mucho amor tu comentario, lamento enormemente que hayas pasado por lo mismo. Te mando un abrazote y sentite libre de escribirme por privado cuando quieras.
BorrarTu fortaleza es esperanzadora. Les mando un fuerte abrazo
ResponderBorrarGracias Luisina, un fuerte abrazo para vos
BorrarMi marido murió el lunes 19, no sé si el miércoles por la noche o el jueves sola en la cama agarré la computadora y entré a los blogs que sigo para distraerme. Al leer la noticia de Emilia se me partió el corazón otra vez. Me reconforta pensar y sentir que hay gente maravillosa que con pocos meses como Emilia o con más años como mi marido nos dejan tantos recuerdos y tantas alegrías en el corazón. Pienso en mi marido y no puedo dejar de sonreir y de sentir amor, eso me ayuda a salir adelante. Vos tendrás tantas cosas divinas vividas con tu hijita que no te va a quedar otra que salir adelante! Cariños, Candela
ResponderBorrarCandela, cuánto lamento tu dolor. Te mando un abrazo enorme y te digo lo mismo que a Zeta, más arriba: sentite libre de escribirme por privado cuando quieras, por ahí anda mi mail. Besos
BorrarBella posibilidad la de cosechar corazones. Mucho amor para ustedes.
ResponderBorrarHermosa imagen, gracias. Beso grande para vos.
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