miércoles, 5 de junio de 2013

El topo en la oficina

Tenemos un compañero nuevo en la oficina, "el topo" le decimos: es amigo de la familia de los jefes desde hace 30 años y por más macanudo que sea no podemos olvidar ese dato. Es de una edad un poco mayor a la del promedio y tal vez eso contribuye a abonar la incomodidad que nos separa, pero la verdad es que el problema radica en que lo consideramos un soplón. 
Convengamos que constituimos un grupo de trabajo muy particular: siempre nos caracterizamos por hacernos amigos todos de todos; de hecho aun hoy, a pesar de que ya fuimos rotando varios miembros en el equipo, seguimos juntándonos a comer un asadito cada tanto y siempre, los de ahora y los de antes, estamos presentes en los acontecimientos importantes de la vida de los demás. 
A lo largo de los varios años que hace que trabajo acá hubo unas cuantas épocas en que realmente la oficina fue una fiesta, un lugar divertido al que no te molestaba venir; era la gloria. Pero como lo bueno rara vez es ilimitado, la extraña combinación de factores que mantenía momentáneamente a los jefes alejados desaparecía o cambiaba y todo volvía más o menos a la normalidad: la plana mayor presente en la oficina varias horas por día y el jolgorio reservado para tiempos mejores. Sin embargo, al cabo del rato, siempre volvía a pasar algo que restituía la bonanza y el despliegue delirante retomaba su curso. Durante esos felices períodos hemos desarrollado en la oficina múltiples actividades, algunas de ellas bastante insólitas: demostración de habilidades gimnásticas de una compañera -muy elástica- que se animó a la medialuna con una mano y a abrirse de piernas vistiendo jeans (y no hizo el "flic-flac atrás" porque la paramos antes de que se rompiera la nuca contra un fichero, sino seguía); vimos películas, partidos de fútbol y cadenas nacionales; nos hemos pintado las uñas innumerables veces, cosa que no constituye nada llamativo comparado a lo anterior, pero realmente el plantel femenino nos hemos mandado nuestras buenas sesiones de manicura acá adentro; diseñamos proyectos personales, estudiamos y leímos; nos contamos cosas profundas; yo lloré un par de veces; debatimos política; nos hicimos bromas (algunas realmente hilarantes); fuimos testigos de peleas telefónicas de compañeros con sus parejas; en fin, la vida misma en 8 horas de encierro diarias.
Contrariamente a lo que se pueda pensar, en esas épocas de descontrol siempre se generó el efecto Google: cuanto menos controlados, menos presionados, menos observados, menos vigilados estuvimos, más y mejor hemos trabajado. Esos días en que la oficina era nuestra trabajamos más a gusto que nunca y nuestros índices de productividad, de haberlos medido, seguramente hubieran mostrado un alza. 
El momento que estamos transitando ahora presenta un panorama más complicado: nuestra jefa pasa más tiempo que nunca acá adentro, lo cual nos tiene bastante amargados; sin embargo, jamás perdemos las esperanzas y creemos fervientemente en que todo volverá a encausarse positivamente en breve.
Considerando este particular escenario, se comprende que para nosotros sea muy importante que "el nuevo" se adapte al contexto, cosa que en este caso no es posible por su amistad con la jefatura. Sin embargo, como casi todo en esta vida tiene un Lado B, lo bueno es saber que "el topo" tomó este trabajo solo porque está pasando un mal momento económico y en realidad sigue buscando empleo en lo suyo, que no tiene absolutamente nada que ver con lo que hacemos acá, para gran alivio de los presentes.

2 comentarios:

  1. Me acabo de hacer una imagen mental perfecta de esa oficina con caracteres multicolor, circunstancias varias, personajes variopintos y épocas diversas y me encantó. Eso del efecto Google es algo así como mi creencia más profunda y, como las apariciones de cualquier ser etéreo, rara vez se da. Sin embargo, yo también soy de la idea de que extender tus lazos afectivos al entorno del trabajo favorecen enoooormemente la productividad. Me encantaron todas las descripciones que hiciste y ya veo al topo haciendo la medialuna... aparten los muebles que en breve se lanza.

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  2. ¿Vos decís que se va a terminar haciendo amigo? :)

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