lunes, 23 de junio de 2014

El vacunatorio

Tuve que ir a ponerme una nueva vacuna y fui al vacunatorio más cercano que me proveía mi obra social. La última vez llegué tan sobre el cierre que no había nadie, pero como fue todo muy -demasiado- rápido y vertiginoso, esta vez decidí salir unos minutos antes de la oficina para llegar un poco más holgada. Error. El vacunatorio estaba lleno. El problema no era el tiempo (porque fui el jueves víspera de feriado), sino el horroroso combo "bebés llorando-sensibilidad exagerada de mi parte", que me obligó a escudarme tras el celular para disimular lo loca que soy que lloro porque lloran bebés ajenos. El fondo de la cuestión fue la siguiente idea, que me cruzó la mente, veloz como una flecha envenenada: "Estos bebés lloran por un pinchazo y a la mía la van a tener que operar(carita de horror de whatsapp). Como era de esperarse, ese fue el preludio de un fin de semana muy cargado emocionalmente hablando.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario