miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las cosas que hacemos mejor de a dos

Ayer tuve un día muy largo, de esos que arrancan a las 8 de la mañana y no paran hasta las 10 de la noche; todo ese tiempo fuera de mi casa me resulta mucho tiempo, pero lo bueno del día es que:
1) lo arranqué haciéndome un estudio que necesito para el camino de la reproducción
2) lo terminé en un taller de ilustración copado que estoy haciendo, en el que la consigna es crear un mundo, un mundo completo con sus propias leyes, su lógica de funcionamiento interno, su flora, su fauna, sus habitantes, etc. Es un espacio un poco extraño para mí, en el que me siento bastante sapo de otro pozo: la mayoría de las compañeras son diseñadoras gráficas, gente más vinculada a la expresión artística plástica o simplemente de mente más creativa que la mía (a la vista de los resultados). A mí todo me cuesta más, me siento lenta, soy como un perro batata en una carrera de galgos. Pero igual, vaya uno a saber por qué, me gusta. Como no había ido a la última clase, el fin de semana pasado me encontré con la faraónica consigna de inventar por mi cuenta 30 animales, que debían corresponderse con 10 niveles de una jerarquía igualmente inventada, 3 animales por nivel, para la clase siguiente. Medio paralizada, busqué la forma de superar mis limitaciones: la clave estaba en IC. "Te tengo que pedir un favor: necesito que me ayudes a pensar mi mundo", tiré el domingo a la noche mientras cocinábamos. Dos minutos después, copa de vino mediante, le estaba contando lo que tenía en mente. Tres minutos más tarde, él desplegaba su bagaje de conocimiento documental (gracias, National Geographic) y lo ponía al servicio de este nuevo mundo, que fuimos inventando entre los dos. No llegamos a los 30 animales, pero avanzamos en el proyecto, tomamos decisiones fundamentales, armamos una lógica sólida y salió algo bastante bueno. 
En un momento me abstraje de la situación y vi a IC como en una película, en cámara lenta, revolviendo la olla, contándome cómo se hidratan los anfibios en las zonas del mundo que planificamos con baja gravedad, y pensé que realmente somos un buen equipo.

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