Cuando me agarra la tristeza los ojos se me ponen para abajo, como cuando tengo fiebre pero sin rojo; se caen, pierden vida y no parecen tener nada importante que decir.
Cuando me agarra la tristeza todo lo que pienso me da ganas de llorar; yo inclusive, que me doy pena.
Cuando me agarra la tristeza me siento niña y desprotegida, y pierdo mi natural optimismo.
No me pasa muy seguido, pero qué feo cuando pasa.
Es como si me lloviera adentro.
Me gustó muchísimo este pensamiento. Aunque es triste, tiene una ternura muy fuerte. Gracias por compartirlo.
ResponderBorrar