Es domingo. Se nota en la calma con la que doy vueltas en la cama, disfrutando del calor de las sábanas. También se nota en la insistencia con la que miro a IC, a ver si da señales de despertarse. No, no las da, y Emilia mientras tanto se acomoda en mi vientre en reposo. Tengo escondido el regalo debajo de la mesita de luz y estoy ansiosa, esperando que sea el momento de dárselo. La habitación está tranquila, en penumbras: cada tanto se oye algún pájaro surcar el aire chillando, algún vecino que camina descalzo o una corrida de los cobayos que terminó en coleada. No hay bocinas, no hay gritos. Disfruto.
De pronto, un latido rítmico me sobresalta la panza. Pienso que será una patadita y me concentro en descifrar su aleteo. No, es demasiado suave, demasiado pausado, demasiado sostenido... ¡Es hipo!
Emilia tiene hipo y puedo ver contraerse la panza con cada saltito acompasado que da. La alegría me hace reír en voz alta. Me inclino sobre IC y se lo cuento al oído, suavecito: "Emilia tiene hipo".
Él sonríe, dormido, entre sus pelos enmarañados ♥
Me acuerdo la primera vez que lo sentí...momentos mágicos!
ResponderBorrarMagia pura :)
ResponderBorrar