viernes, 22 de noviembre de 2013

El balance

Lo primero que me pasa cuando voy a llorar es sentir un intenso hormigueo en la punta de la nariz. Esos pinchazos que se me dan por dentro se corresponden, visto desde afuera, con un súbito y completo enrojecimiento de la piel. Después vienen las muecas, las lágrimas y todo lo demás, pero el verdadero indicador del llanto que está por explotar, en mi caso, es la nariz. Por ende, si logro contar algo que me genera dolor sin que se me ponga roja, quiere decir que ya superé la tristeza.
Desde que me enteré del negativo el lunes al mediodía fui haciendo mi recorrido interior y -felizmente- llegué a esa etapa donde puedo contar lo que pasó sin hormigueos ni lágrimas. Estoy contenta por eso. Lo que pasó es triste y no lo puedo cambiar, pero sí puedo decir que fue una experiencia de la que aprendí y/o reforcé algunas cosas muy positivas, a saber:
Que me casé con el hombre indicado. Esta es de las que reforcé, ya lo sabía pero no viene de más recordarlo. Sí, tuve momentos en los que sentí que IC era un desalmado, pero la realidad es que estuvo a mi lado todo el tiempo, mimándome, cocinando, dejándome descansar, pinchándome, etc. Los momentos que manejó con horrible tacto se corrigieron con una charla en la que le expliqué lo que me hacía sentir. Nuestra relación sin dudas salió fortalecida de este trance, lo que no es poco.
Que no hay que encarar un tratamiento tan costoso y demandante a las apuradas. Es un proceso que de por sí es tensionante, por lo que hay que intentar reducir lo más posible las causas externas de estrés. Ojalá pudiera hacer mi próximo intento por ejemplo durante las vacaciones.
Hay que preguntar y sacarse todas las dudas. Yo suelo ser muy respetuosa y no preguntar si no me explican, porque tiendo a pensar que si no me dicen nada es porque no hay nada para decir. Error. No me dicen nada porque no pregunto. La realidad es que como pacientes estamos poniendo el cuerpo y, en mi caso, un monto de dinero importante. Ambas razones justifican de sobra que se nos informe correctamente de todas las etapas y situaciones que vamos transitando.
Y por último, pero no menos importante, que frente a las situaciones de la vida como por ejemplo esta se teje una red de solidaridad y buena vibra que me emociona profundamente. No hay mujer a la que no le haya contado mi situación que, por más desconocida que fuera, no dedicara unos instantes a empatizar conmigo y darme una palabra de aliento, desearme algo bueno, decirme que no pierda las esperanzas, que no baje los brazos. En cada oportunidad sentí un lazo invisible con esa persona, una conexión femenina que me retrotrajo a algo muy tribal, muy simbólico, que me llenó de paz. También reafirmé que tengo pocas amigas pero de fierro, que me quieren y que me apoyan, que me aguantan la neurosis y se bancan mis desplantes. Y también que siempre hay gente nueva y copada dispuesta a dar una mano, una idea o simplemente un abrazo, ya sea cara a cara o virtualmente.
O sea, resumiendo, que perdí una posibilidad, pero gané un montón de cosas que me hicieron crecer y que, sin dudas, me van a hacer llegar más fuerte al próximo intento.
¡¡Por lo menos esto me da positivo!! :)
Buen fin de semana

6 comentarios:

  1. Juntos, que pasen un buen fin de semana.-
    Patricia

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  2. A pesar de todo, fuiste muy valiente. Y supiste enfrentar un montòn de cosas en muy poco tiempo. un beso grande, y que pases bien el finde largo.

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  3. linda!! me gusta mucho tu balance! y vaya que contado así es más que positivo! me gusta mucho también tu forma de ver el vaso, y la verdad es que el vaso siempre está lleno, hasta cuando está hasta la mitad, es mitad agua mitad aire y... está lleno!! te mando un besote! Lili

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    Respuestas
    1. Jajaja Lili me hacés reír!! mitad agua, mitad aire = vaso lleno :)
      Beso grande y gracias por andar siempre cerca!

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