lunes, 2 de diciembre de 2013

Los números, las cuotas, los negocios

La institución en la que hicimos el primer intento ofrece, para los socios de Osde, un plan de pagos. Yo no tengo dicha obra social, pero IC sí (el plan más bajo, pero Osde al fin), así que en su momento nos acercamos a averiguar de qué se trataba el famoso "Plan 1000". Aclaro antes que nada que cuando uno está entusiasmado con que finalmente va a encontrar la solución a todos sus problemas está más que bien predispuesto, por lo que puede ser que no hayamos leído la letra chica y que no nos hayamos preocupado especialmente por el tema de los vencimientos, las cuotas, los montos, etc., sobre todo porque eramos muy optimistas y no creímos que fuéramos a llegar a un segundo intento. JA, ilusos.
"El plan" te ofrece dos tratamientos de alta complejidad (dos módulos, los llaman) cada uno a pagar en seis cuotas. Doce cuotas en total. Es decir que como yo pagué la primera cuota en octubre, la última cuota del primer tratamiento se me vence en marzo. Perfecto.
En mi ingenua cabecita de Alicia en el país de las maravillas resultaba MUY lógico que, independientemente de cuándo uno decidiera hacer el segundo intento, todas las cuotas fueran consecutivas. O sea: doce cuotas = doce meses = empecé en octubre de 2013, termino en octubre de 2014. No. Error. Para nada. Ahora que me estoy poniendo en campaña para ir por la segunda vuelta me entero de que antes de empezar el segundo tratamiento tenés que tener cancelado el primero y, además, como si eso no fuera suficiente, tenés que tener pagas también las tres primeras cuotas del segundo módulo. Es decir que si querés hacer los intentos seguidos no te financian más de cinco cuotas en total. Está bien, lo que resta del primer tratamiento lo puedo pagar en dos veces, pero igual es una millonada de plata. Es prohibitivo. Y acá es la parte en la que me agarra la ira y el instinto pirómano contra la institución y sus cristales impolutos y sus sillitas Bauhaus y sus monitores que te taladran la cabeza con la maravilla de la vida que te dejan tocar con las puntas de los dedos. Podes con tus sueños siempre que el cuerpo te deje, pero sobre todo siempre que te alcance el dinero, porque la ciencia, la vida, la medicina, you know, darling, nada es gratis en esta vida, nada le escapa al negocio, ni siquiera la vida, nada.

2 comentarios:

  1. Tu comentario me hace acordar a una peli que vi hace poco "Repomen", donde si alguien tenía un problema con algún órgano del cuerpo, comprabas el órgano que te hiciera falta, lo que fuera, hígado, riñon, pulmón, corazón, cualquier cosa y lo pagabas en mensualidades tipo alquiler mientras lo utilizaras. Y OJO!! si faltabas a 3 pagos, venía un tipo y te lo sacaba. Si, así era, iba un mercenario y chau pinela. Es increíble lo que comentás, y doloroso pensar que solo falta el vil metal para intentar concretar el sueño. Porque lo más frustrante es que las posibilidades no son muchas y las probabilidades en general son no muy altas, cero garantía nos dan. UFA!!! Lamento que vos o cualquiera de nosotras tenga que pasar por esto. Siempre te leo y me gustan mucho tus aportes. Arriba!!! y toda la buena onda!!!

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  2. Una muy buena metáfora la película que contás, Chiru. Ojalá lo de la ley se empiece a cumplir sin trabas y las obras sociales y prepagas se hagan cargo de los tratamientos en tiempo y forma, sin desgastarnos en el proceso! Beso grande y gracias por andar siempre cerca :)

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