sábado, 26 de octubre de 2013

Efectos secundarios

Me da risa ver las expectativas que tengo puestas en los potenciales "efectos secundarios" de estas hormonas que -como deliberadamente descarté los prospectos para no sugestionarme- ignoro cuáles podrían ser. Me sorprende descubrir que voy por las terceras dosis y no siento nada. ¿Qué esperaba sentir, realmente? ¿Qué creía? ¿Que me iba a convertir en Mr. Hyde? ¿Que súbitamente me iba a inflar como el pez globo? No sé, es como ridículo ponerme contenta por sentirme normal. Igual está bien, no me quejo, no me quejo.
Otra buena: vamos mejorando la técnica de los pinchazos: descubrí que cuanto más me aprieto el rollo de la panza que hay que sostener para meter la aguja (para que IC meta la aguja, está claro) menos me duele el pinchazo y el drenaje de la dosis. Claro, te duele menos el pinchazo porque te está doliendo el apretón en el rollo. Es la misma lógica que usan las depiladoras que después de pegar el tirón para despegar la cera te golpean: un clavo saca otro clavo, un dolor neutraliza a otro, y así. No sé si gano mucho, en realidad, pero me da menos fobia. Porque eso sí, soy medio el perro de Pavlov: empieza a caer la nochecita y yo ya me empiezo a poner ansiosa.



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