jueves, 24 de octubre de 2013

Los primeros pinchazos

Para cuando IC sacó la última agua, tenía las piernas relajadas como me pasa cada vez que me asusto mucho y después me calmo abruptamente. Son los nervios, que me aflojan las piernas.
La verdad, supongo que para la mayoría no es para tanto. A mí me dolió, sobre todo una de ellas, porque hay que hacer una manipulación para poner el líquido en la jeringa que hace que se desafile un poco la aguja, pero no es para hacer un drama, aunque a las mariconas como yo nos encante tener una razón para hacernos las víctimas. IC me preguntaba cada dos minutos si estaba bien porque me escuchaba que respiraba fuerte; sí, me sentía perfecta, era el susto nomas: me cuesta horrores lidiar con la ansiedad que me provoca lo desconocido. Estoy segura de que las aplicaciones de esta noche no me van a poner ni la mitad de nerviosa, porque ya sé qué es lo máximo que puede pasar. Maldita control freak.
Por lo demás, no siento nada de nada. Contrariamente a lo que hago siempre, esta vez no quise ni leer los prospectos. Hasta el momento, ningún efecto secundario. 

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