jueves, 2 de mayo de 2013

El aislamiento social

A veces me aíslo y no sé ni por qué lo hago. No me dan ganas de ver a nadie, de hablar con nadie, solo siento deseos de salir de la oficina y volver a mi casa a perderme en mis hilos. A veces le digo a alguien: "Sí, dale, paso en la semana y nos ponemos al día", y por circunstancias del correr de los días no voy. Empiezo: "Hoy no tengo ganas paso mañana". "Bueno, mañana no puedo, será pasado". "Mejor paso el lunes, así aprovecho y paso a comprar x cosa por x lado que me queda cerca", y así. Después empieza a pasar el tiempo y ya me da vergüenza retomar contacto, entonces empiezo a procrastinar deliberadamente. Cada vez se hace más difícil volver a vincularme, la culpa que me da la situación renueva el círculo vicioso, y ahí es donde las cosas se ponen peligrosas, porque con algunos amigos especiales se puede jugar a las escondidas y con otros no.
Ayer fui a ver una amiga que venía posponiendo hace exactamente tres meses. TRES. Una barbaridad. 

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