miércoles, 22 de mayo de 2013

Las miserias cotidianas


Tengo una gran amiga que necesita convencerse de que hace las cosas bien a través del convencimiento de los otros. Es decir, si cree que debe plantearle al novio una situación determinada, vamos a juntarnos a tomar un café y me va a dar argumentos que serían excesivos hasta para un discurso ante la ONU, y es en ese proceso –y en la observación disimulada de la reacción que genera– que va a convencerse de hacer o decir lo que tiene en mente. Cuando uno la escucha da la impresión de ser una persona muy segura de sí y de sus opiniones, con tanto argumento, tanta cosa pensada y analizada a favor, en contra, en paralelo, para arriba, para abajo… Es más: da la sensación de que no es mucho lo que uno puede aportar y que más bien mi rol vendría a ser el de concentrarme en la función de oreja en posición de escucha. Supongo que sería lo mismo que hable frente al espejo –cosa que, sospecho, debe hacer a repetición–, pero creo que en cambio me convoca porque necesita espectadores y yo, cuando me pongo en modo piloto automático, hago de público muy bien.
Resulta bastante irritante también, porque mi amiga pertenece a la clase de personas que necesita demostrar que siempre tiene las mejores ideas, el mejor novio, el mejor trabajo, que toma las mejores decisiones, largo etc., y, mutatis mutandi, para que todo cuadre en el puzzle que arma de su vida, necesita ir resignificando las cosas para que se adapten a las nuevas configuraciones que se van sucediendo. Ej.: el novio que antes era genial, cuando pasa a ex y cambia de status tiene que generar necesariamente una serie de resignificaciones para evitar caer en la contradicción, siendo que asumir que algo no salió como previsto o que una decisión tomada no fue la mejor no son opciones viables en el universo de mi amiga.
Supongo que en el fondo debe ser muy insegura, y también que algo de su apariencia de seguridad me pega en algún lugar que me duele como, por ejemplo, en mis propias inseguridades, porque si no, no se explica por qué no puedo simplemente adoptar una actitud condescendiente hacia ella, en vez de irritarme con cada nuevo episodio como si fuera la primera vez.

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